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Analistas 28/11/2021

¡El bazar de los principios!

Luis Guillermo Echeverri Vélez
Ganadero, Abogado y Economista Agrícola
Luis Guillermo Echeverri Vélez

La verdad es que nuestra sociedad perdió totalmente el sentido de la importancia ética de la sanción social.

Llevar a que hable bien o mal del gobierno no importa, pero invitar candidatos que se oponen abiertamente al sistema económico de libertad de empresa a los foros gremiales, es para mi, ir contra el propio sistema de libertades.

Venezuela se perdió porque su clase empresarial no fue capaz de defender el sistema y dejó el populismo comunista promovido por Cuba ascender al poder al dar los espacios para que el empresariado se relacionara con Chávez en lugar de rechazarlo socialmente y no darle espacios democráticos para que engañara al empresariado y a la nación entera.

Que vergüenza. Que dolor. Siquiera a mi padre no le tocó ver esto señores del gremio de la infraestructura y de la Andi, hacerle apología al delito.

Que falta de integridad y de valor para defender una democracia asediada con engaños desde la política, el parlamento, la justicia y el concubinato con la anarquía que nos conducirá al totalitarismo si no tenemos los huevos de defender la democracia.

¿Alguien sabe como se van a mantener sus negocios y a construir las obras cuando cierren la explotación petrolera?

¿Alguien sabe como va a quedar la moral de nuestra sociedad cuando no haya gas para cocinar ni combustible y mucho menos ingreso estatal con que comprarlo más caro en el exterior?

Bien se dijo que al integrar a los miembros del crimen organizado narcoterrorista y comunista al sistema democrático le regalamos al enemigo la soga con que nos han de ahorcar.

Es mi obligación honrar a quienes me dieron oportunidades en la vida y a quienes me dieron ejemplo digno y no vender los principios con que me educaron. Por ello no puedo dejar de alzar mi voz.

Estamos forzando la rosca de la tapa del frasco donde reside la esencia de la democracia.

Razónenos. No pueden seguir siendo alcahuetas y cobardes ni cómplices los gremios pues ahí terminan los resortes morales de la democracia.

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