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Analistas 17/10/2019

Ecuador, victoria de pocos

Juan Manuel Nieves R.
Estudiante de Comunicación Política
JUAN MANUEL NIEVES

Fueron noticia la semana pasada las distintas marchas por parte de los indígenas en Ecuador; cientos salieron a las calles a protestar por la eliminación del subsidio a la gasolina, haciendo que esta subiera más de 120%; en medio del caos se decretó estado de excepción y entre una gran violencia el gobierno tuvo que reversar la medida.

Ecuador desde hace varios años viene aumentando la deuda externa; desde el año 2008 comenzó un ascenso paulatino, pasando de US$7.400 millones a US$30.000 millones en el año 2018. La deuda externa es un mecanismo de un país para conseguir dinero en el exterior ya sea a través del Fondo Monetario Internacional, bancos extranjeros, otros gobiernos etc., con el fin de generar inversiones, mejorar su economía, solventar alguna crisis o cualquier otra necesidad reinante. Un país que invierta en el desarrollo económico con el tiempo tendrá los recursos para solventar su deuda y aumentar la confianza para generar nuevos préstamos y desarrollar otros proyectos. En cambio, si la plata se gasta, se va en subsidios o se pierde en corrupción, con el tiempo un nuevo préstamo tendrá un interés más elevado y la deuda comenzará a aumentar al no hacerse nuevos aportes.

El expresidente Correa decidió disminuir los pagos a la deuda externa y robustecer los programas sociales y los subsidios; con ello la deuda siguió creciendo y el nuevo presidente Lenin tuvo que recurrir a varias medidas; la última de ellas se llamó “el paquetazo” consistió en el préstamo de más de US$4.000 millones al FMI para reducir el déficit fiscal.

Dicha medida incluía un esfuerzo nacional para programar el pago entre los cuales estaban: disminución de salarios hasta 20% de contratistas del sector público, la disminución de las vacaciones de 30 a 15 días, reducción de aranceles a maquinarias, la donación de un día de salario de los empleados públicos al mes, entre otras y la más polémica: la eliminación del subsidio a la gasolina haciendo que esta subiera según la BBC, de US$1,85 el galón a US$2,30.

Dicha supresión llevó a una movilización empañada por la violencia y el vandalismo que incluyó la quema de varios edificios. En el mundo distintos sectores lo vieron como un triunfo de las clases más desfavorecidas, en especial de los indígenas, quienes en Ecuador ya tienen experiencia en el derrocamiento de presidentes. La realidad: fue una derrota al saneamiento fiscal y triunfo a la cultura de la gratuidad; los subsidios salen del bolsillo de los contribuyentes; con el Estado nada es gratis, el grave daño del subsidio es verlo como un derecho, al nivel de defenderlo con violencia. Al final, detrás de toda la revuelta, parece hubo intenciones de los populistas de siempre por aprovechar la situación; lo dramático es que, con lo acaecido, serán las generaciones futuras quienes con su bolsillo se inventen nuevos métodos de pago para solventar la situación.

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