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Sin lugar a duda, el Covid-19 tendrá un efecto adverso en la economía global. Las proyecciones actualizadas de diferentes analistas, así lo confirman. La disrupción causada a las cadenas logísticas de producción a nivel internacional y a las economías domésticas en razón del virus y las medidas para mitigar su contagio, tendrá un efecto adverso y simultáneo en la oferta y demanda global.
Es temprano para valorar el efecto que tendrá el Covid-19 en la economía mundial, pero es posible pensar en algunas oportunidades en el mediano y largo plazo para nuestro país. En la medida que muchas de las cadenas globales de valor se han visto afectadas por el coronavirus, en particular en los países asiáticos, es previsible que una vez pase la actual contingencia, países y empresas multinacionales repiensen su estructura global buscando tener una cadena logística más robusta y con mayor diversificación geográfica.
Colombia podría beneficiarse de una reorganización de este estilo en la medida que tiene un mercado interno de un tamaño interesante, y tiene una ubicación geográfica privilegiada. En esta compleja coyuntura toda la atención del Gobierno y del sector privado debe estar enfocada en atender y mitigar los riesgos asociados con el coronavirus, tanto en términos de salud pública que resulta ser lo más prioritario, como en materia económica.
No obstante, una vez superado este episodio, es importante que tanto el sector público como el privado avancen en una agenda que permita incentivar la localización en el país de empresas globales en búsqueda de cadenas de producción más diversificadas y que dependa menos de Asia. Esta puede ser una oportunidad única, resultado de la situación inédita en la que nos encontramos.
Por eso es importante que las obras de infraestructura en curso sigan avanzando en la medida de posible, siempre y cuando su ejecución no ponga en riesgo vidas humanas. Dado que la propagación del virus ha sido sesgada hacia centros urbanos que tienen alta densidad población, parece razonable pensar que proyectos en áreas rurales pueden continuar con las debidas precauciones.
Adicionalmente, resultará prioritario que una vez superado el impase del coronavirus, el Gobierno aceleré sus planes de nuevos proyectos de infraestructura para continuar en el esfuerzo de cerrar la brecha que el país tiene en esta materia. La agenda de futuros proyectos no ha avanzado al ritmo esperado y es importante darle prioridad.
El modelo de desarrollo de los países asiáticos basados en atracción de capital e inversión con base en salarios bajos, seguramente será repensando a raíz de los recientes choques a la globalización, incluida la guerra comercial del año pasado entre Estados Unidos y China y ahora la reciente disrupción de comercio y tráfico aéreo internacional asociado al coronavirus. Los países de la región que sepan aprovechar esta oportunidad podrán ofrecer fuentes alternas de producción a salarios y costos quizás mayores a los de los países asiáticos, pero con mayor cercanía al mercado de Estados Unidos, Europa e incluso América Latina.
Toda crisis, por más compleja que parezca, viene con una serie de oportunidades. Es hora de pensar como sobrellevar este momento crítico, pero tener un plan listo que nos permita sacarle provecho a un nuevo orden económico y mundial que surgirá como resultado del Covid-19.