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Analistas 15/05/2013

Salud y medicina 2.0

Javier Villamizar
Managing Director
La República Más
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Hace unos días durante un vuelo, tuve la fortuna de conocer a un médico colombiano que me abrió los ojos con respecto a la importancia del internet y de las redes sociales como Twitter en el desarrollo moderno de una profesión milenaria como lo es la medicina. Para muchos, el alcance y la utilidad de este tipo de herramientas tecnológicas están en entredicho y frecuentemente se circunscribe a la difusión de chismes y noticias de farándula, dejando a un lado el valor estratégico que tiene una red social en el campo de la educación y particularmente como instrumento de difusión del conocimiento. 

 
Es por eso que en una profesión como la medicina, donde el mantenerse actualizado es una necesidad constante, un profesional no puede darse el lujo de dejar de lado herramientas que le permitan recortar el tiempo que tarda un descubrimiento, un nuevo tratamiento o el resultado de un proyecto de investigación en llegar a sus manos y quedarse esperando a que el mismo sea publicado oficialmente en una revista o un libro de texto.  Un médico puede nutrirse de información actualizada ‘siguiendo’ a otros colegas, a profesores y a líderes en su área de especialización en Twitter sin tener que esperar hasta el próximo congreso o publicación de resultados en uno de los famosos “journals” de medicina.
 
Por otro lado, sería como tratar de tapar el sol con un dedo, el negar que los pacientes también viven en contacto con el conocimiento esparcido por la red y están conectados con otros pacientes formando comunidades donde se comparten experiencias y opiniones. 
 
Gracias a esta interconexión entre pacientes, se crean grupos de soporte que les ayudan a manejar enfermedades complejas, aprendiendo de la experiencia de otros. La penetración del internet y del conocimiento médico en el ámbito de los pacientes presenta una oportunidad gigantesca para los médicos que quieran involucrarse activamente en estas comunidades, utilizándolas como una fuente inagotable de conocimiento sobre el punto de vista de los pacientes y como la base de una medicina verdaderamente participativa. 
 
Al mismo tiempo que las redes sociales y el internet se convierten en una plataforma de apoyo y de información para los pacientes, también existe la posibilidad y el riesgo que conllevaría su mal uso en lo que respecta a la publicación de contenidos sin respaldo científico, que buscan alguna ganancia o que impliquen conflictos de intereses por parte de laboratorios farmacéuticos, proveedores de servicio y empresas sin escrúpulos. 
 
En términos de la relación médico-paciente y de la posibilidad que la tecnología abre con el fin de compensar las deficiencias de los sistemas de salud pública y de atención médica, es evidente que la el uso del e-mail, mensajería instantánea y redes sociales abre una nueva vía para la consulta médica no presencial. La consulta médica ‘online’ permite resolver de manera eficiente y fácil, situaciones puntuales que alivian la carga de los médicos y proveen una atención más expedita hacia los pacientes que se sientan cómodos con la utilización de estos medios. La tecnología mejora la calidad de la relación médico-paciente a nivel de soporte y mantenimiento, aunque la realización de un diagnóstico y un plan terapéutico no son tan fáciles de implementar de manera “online” por ende, volviéndose insustituibles por un encuentro virtual. 
 
En términos de la relación médico-paciente, al igual que pasa en otros ámbitos como el legal, el diálogo online entre un médico y su paciente debe tener un nivel de seguridad y privacidad garantizado, de manera que se respeten los derechos del paciente. Es por esto, que aunque el internet y las redes sociales son una herramienta eficiente para la comunicación entre paciente y el médico, el hecho que esta comunicación involucra una red pública, implica que los usuarios deben siempre tener en cuenta los riegos relacionados con la posibilidad de filtraciones y la imposibilidad de eliminar lo comunicado y almacenado a través de la red.

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