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Analistas 11/12/2021

La ausencia de criterio

Héctor Francisco Torres
Gerente General LHH

El ascenso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos estuvo precedido por el reconocimiento que consiguió como anfitrión de las primeras 14 temporadas de The Apprentice, el programa de telerrealidad que la cadena NBC estrenó en enero de 2004. El éxito logrado en este enaltecimiento televisado del ego del presuntuoso Donald se debió, en buena medida, a la frase you’re fired, que se convirtió en su sello personal y que luego utilizó de manera recurrente tanto en su campaña como en el ejercicio de la presidencia, transmitiendo esa imagen de sentenciador irrespetuoso, implacable y sabihondo que a la postre condujo a la polarización que hoy vive la sociedad norteamericana.

Ignoro quién acuñó la frasecita, pero recuerdo el momento preciso en que escuché su versión chavista en el sainete dominical de “Aló presidente”, cuando el zafio coronel anunció a voz en cuello la destitución de la plana mayor de Pdvsa, pifia esta que dio lugar al fallido golpe de estado del 11 de abril de 2002 y a la efímera presidencia de Pedro Carmona.

La desacertada práctica de anunciar despidos de manera masiva e impersonal −que usualmente busca producir efectos mediáticos− es tan reprochable en política como funesta en la vida empresarial, pues pone en entredicho las habilidades de gestión de personas de quien así actúa. Esto precisamente fue lo que sucedió el primero de diciembre, cuando Vishal Garg, fundador y CEO del negocio hipotecario better.com, decidió hacer gala de su ralo discernimiento en una reunión virtual en la que comunicó la expulsión de 900 personas de su organización. A manera de preámbulo, el directivo afirmó que era la segunda vez que enfrentaba una situación similar, que en la primera ocasión había llorado y que esta vez esperaba ser más fuerte. Como si reconocer los sentimientos que afloran al dar estas noticias fuera sinónimo de debilidad y no de empatía; como si la indolencia se considerara un atributo del liderazgo, o como si no hubiera aprendido nada de su experiencia anterior.

Notificar a una persona sobre la pérdida de su empleo es quizás la tarea más difícil que enfrentan los líderes cuando de gerencia del talento se trata. Desconozco si el protagonista de este episodio así lo reconoce, pero es evidente que minimizó la relevancia y el impacto de tan ingrata misión como resultado de su delgadez de criterio, de su desconocimiento sobre la manera adecuada de proceder en estos casos, de su arrogancia, o de una combinación de las tres posibilidades que planteo. La terminación de una relación laboral es, en esencia, una tarea fundamentada en el respeto a la dignidad de la persona y debe ser un proceso bien planeado en el que se anuncia la decisión, se escucha al trabajador afectado y se evita abordar asuntos como las deficiencias de desempeño, los problemas del pasado o las actitudes de quien está siendo retirado de la compañía.

Desconoce Garg que el empleado despedido hoy podría ser su cliente, proveedor o inversionista mañana; que la forma en que actuó impacta de manera negativa la motivación de quienes permanecen en su compañía; que la atracción de talento para su empresa va a convertirse en una labor poco menos que imposible; que dañó la reputación de su firma y, por encima de todo, que un emprendedor exitoso no necesariamente es un buen líder de personas.

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