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Analistas 20/12/2018

Uno adelante y dos atrás

Guillermo Cáez Gómez
Socio Deloitte Legal
GUILLERMO CAEZ

Debo reconocer que en el momento en que Iván Duque fue elegido presidente tuve una gran emoción por lo que podría ser el futuro del ecosistema emprendedor en el país. Desde luego, sus primeros 100 días no son un indicador claro para determinar si esa sensación se debe mantener. Sí lo es que en estos primeros meses de Gobierno se están mandando mensajes contradictorios y negativos para el emprendimiento.

El primero fue el discurso presidencial en que se anunció que se impulsaría el ecosistema emprededor -en especial la economía naranja- para que fuera un motor de desarrollo de la economía. Después se habló de alivios, o al menos de trato diferencial, en materia tributaria, algo que a mi juicio hoy no refleja de manera adecuada la ley de financiamiento y que borra sin criterio técnico esas intenciones.

Por otro lado, desde el Ministerio de Comercio se sigue hablando de apoyo e incentivos para que los colombianos sigan emprendiendo y del trabajo (que aún no se ve reflejado) para cambiar la forma en que hoy se emprende en el país. Y desde el Ministerio de Transporte se decretó la sanción para los conductores de Uber y Cabify que sean sorprendidos prestando el servicio con (fuera de las sanciones pecuniarias) la pérdida de la licencia de conducción hasta por 25 años, accediendo a las presiones que desde otros sectores han hecho al Gobierno, no para mejorar el servicio y sus condiciones, sino para prohibir el uso de plataformas tecnológicas que permiten al usuario contar con otras opciones de transporte.

Siguen las malas noticias, pues el compromiso con el emprendimiento desde el ejecutivo no parece tener un norte claro para determinar la hoja de ruta en estos años de gobierno.

La preocupación es alta: si el hoy presidente Duque ha liderado por varios años las discusiones sobre las falencias y necesidades del emprendimiento, ¿por qué no se le ha dado trámite prioritario al ecosistema? No tengo aún la respuesta, pero mi propósito es generar el estado de conciencia colectiva que nos permita entender, apoyar y empoderar a los emprendedores como la fuerza capaz de revolucionar al mundo.

Ocho de cada 10 niños que nacen hoy ocuparán puestos de trabajo que aún no se han creado; si bien podemos dar condiciones a las actuales grandes empresas para seguir invirtiendo en el país, eso no será suficiente para suplir nuestras necesidades futuras de empleo y desarrollo económico. Curioso que las políticas del presidente más joven de la historia en esta materia se han enfocado en el corto plazo. El silencio es cómplice de un establecimiento arraigado en el pasado y anclado en un modelo económico que se revaluó, pero en Colombia no hemos querido entender la importancia del ecosistema emprendedor.

Antes de Whatsapp, ¿cómo se comunicaba? Antes de Rappi, ¿cómo resolvía sus domicilios? Antes de Netflix, ¿cómo accedía a contenido para su entretenimiento? Son apenas ejemplos recientes de cómo el emprendimiento ha cambiado paradigmas de la sociedad y que siempre lo favorecerán a usted, estimado lector. “Las naciones crecen a la velocidad de sus empresas”, por lo que no debemos darnos el lujo de llegar tarde al apoyo irrestricto al emprendimiento.

Hago un llamado a que dejemos de resolver correctamente las preguntas equivocadas y nos concentremos en aprovechar los momentos que nos está brindando la economía para replantear la política nacional y regional de emprendimiento, para que por fin dejemos de soñar con el desarrollo que tenemos frente a nuestras narices.

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