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Desde hace años vengo escribiendo en esta columna una frase que se ha vuelto uno de los mantras con los que trabajo en emprendimiento y transformación: “las naciones crecen en la misma velocidad y de la mano de sus empresas”. Este dicho, que no es más que descubrir el agua tibia, se ha convertido en una obsesión de cara a lo que representa reenfocar recursos y energías si realmente queremos apostar a una nación con mayor equilibrio en el tejido empresarial y que se convierta en un estimulante a la economía colombiana.
Hace relativamente poco escribía una columna que se tituló “Mensajes”, en la que describí lo que significó la toma de decisiones al momento de los cambios en los ministerios de Hacienda y de Comercio, y afirmé que esos movimientos fueron prueba de que no existiría un cambio o nuevo aire. Si bien mi intención no es regresar a ese mensaje, sí lo es evidenciar otro que está pasando en el gobierno del “emprendimiento y la transformación”.
Estamos viviendo una crisis de salud que ha afectado el desarrollo normal de las empresas y los negocios, además de una crisis social por una deuda histórica del Eestado con sus ciudadanos. Estos dos hechos deberían ser un llamado de urgencia para afrontar la reactivación económica con todas las fuerzas necesarias y así lograr mitigar los efectos lógicos de estas dos situaciones que tienen al país en una entropía sin precedentes. Resulta que, aunque esto es evidente, parece que en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo no están del todo alineados con la idea.
Como fue público, hace unos días se conoció que Saúl Pineda Hoyos -quien durante tres años se desempeñó como viceministro de Desarrollo Empresarial- renunció a su cargo el 18 de mayo de este año, dimisión que se hizo efectiva el primero de junio. Desde entonces, ese viceministerio ha estado sin nombramiento oficial en un momento crítico y en la recta final de un gobierno que no ha dado respuesta de forma adecuada a los retos del país y de las crisis que vivimos.
Es preocupante ver la inmovilidad en este nombramiento, no porque tenga un afán burocrático. Por el contrario, mi mayor preocupación es que, a casi un año de terminar este gobierno, cuando el remate debería ser de velocista, momento en el cual debemos ser audaces (como lo he dicho antes), hoy el Ministerio de Comercio se está dando el lujo de pedalear la reactivación económica en una bicicleta estática y con el equipo incompleto. Es muy difícil poder entender por qué la falta de liderazgo en un viceministerio que es de tremenda importancia por estas épocas. Pareciera que en algunos casos la mayor apuesta está siendo el autosaboteo.
A pesar del poco tiempo que queda y de lo complejo que parecen el presente y el futuro con las reacciones ante la crisis, es hora de despertar, así sea para hacer poco, pero es mejor avanzar que quedarse en el mismo lugar o incluso retroceder. Por eso, señor presidente, no deje sin líder un viceministerio que desempeña un rol estratégico en la reactivación de la economía, o de lo contrario el empresariado colombiano se quedará sin quien desde el ministerio marque la pauta para adelantar acciones que empujen la economía del país de este momento. Si así son las cosas, no habrá más que decir que en este gobierno ¡no hay con quién!