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ANALISTAS

Uno de los grandes desafíos

martes, 9 de octubre de 2012
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Nuestro país enfrenta innumerables retos económicos y sociales de significativa trascendencia en múltiples materias, entre los que destaco garantizar la justicia, superar la pobreza, lograr la descentralización y la autonomía regional y local, y, asegurar que el desarrollo sea equitativo, sostenible y sustentable; estos últimos tres temas íntimamente relacionados con la innovación, tal como acá lo he dicho.

Al respecto me llama la atención un trabajo reciente del profesor Robert Gordon de Northwestern University, titulado “¿Terminó el crecimiento económico en los Estados Unidos? La innovación vacilante enfrenta seis vientos en contra”, donde cuestiona el aporte de Solow de la década de 1950 acerca del crecimiento económico, en especial si éste es un proceso continuo que persistirá para siempre.

En éste fascinante trabajo Gordon especula asertivamente para concluir que los aumentos de productividad han tocado techo, con lo cual las ganancias en la renta per cápita podrían disminuir a la mitad o menos de su promedio histórico, pero además pronostica que el rápido progreso realizado durante los últimos 250 años, bien puede llegar a ser un episodio único en la historia humana.

Para fundamentar su tesis identificó tres revoluciones industriales, la primera que comenzó en Inglaterra alrededor del año 1750 y contó con el hilado de algodón, la máquina a vapor y los ferrocarriles. La segunda que se inició después de 1870 fue para él la más significativa en aumentos de productividad e involucró aprovechar la electricidad, la invención del motor de combustión interna y la llegada del agua corriente a los inmuebles, lo cual afirma, desencadenó otros avances tales como: los electrodomésticos, los químicos, las autopistas, los barrios, los aviones, los ascensores y los medios de comunicación (teléfonos y televisores).

La tercera revolución lo impresiona menos y según él comenzó alrededor de 1960 con los computadores, cuando las grandes compañías los utilizaron por primera vez para automatizar las reservas de avión y las transacciones bancarias, entre otras actividades, con la cual el trabajo rutinario y secretarial comenzó a desaparecer. Gordon ve la Internet, los teléfonos inteligentes y las tabletas como medios de entretenimiento y no para ahorrar trabajo; al respecto argumenta que las ganancias de productividad de las cibertecnologías, desaparecieron en 2004.

Termina por aseverar que incluso si la innovación continuará en el futuro a razón de las dos décadas anteriores a 2007, los EE.UU. enfrentarían seis vientos en contra que se encuentran en el proceso de arrastrar el crecimiento a largo plazo a la mitad o menos del 1,9% anual registrado entre 1860 y 2007. Estos incluyen la demografía, la educación, la desigualdad, la globalización, la energía y el medio ambiente, y, el exceso de consumo y la deuda pública.

Nuestro caso es muy diferente dado que tenemos un largo trecho por recorrer para alcanzar los niveles de productividad de los países desarrollados, sin embargo análisis como éste cobra vigencia ahora que la Ocde menciona que el panorama económico global se debilita levemente y se convierte en llamado a asumir posiciones de avanzada en materia de política pública para la competitividad.

En principio el incremento de la productividad puede llegar principalmente por medio de transferencias de tecnología, que permitan con las alianzas adecuadas alcanzar en el menor tiempo posible los anhelados umbrales de innovación en todas las fronteras del conocimiento y la producción, para lo cual será necesario pensar en nuevos marcos e instrumentos de acción que posibiliten esta intensión.

Sin embargo el pensamiento crítico sobre el tema pareciera estar vedado o por lo menos circunscrito a más de lo mismo, al cuasi estatus quo que nos condena al atraso y la pobreza. Al respecto, la falta de reconocer y tomar conciencia real de ésta problemática, pero además de reconocernos y valorarnos, es mi lucha y tal vez el mayor escollo que debemos superar, lo cual redundará en beneficio general.

La consigna es entonces enriquecer novedosa y técnicamente la discusión colectiva, para lograr pronto los mejores resultados. Abrir la caja de Pandora para librarnos de males y refundarnos en la verdad, el conocimiento y la innovación.

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