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Territorios de todos

martes, 6 de junio de 2017
La República Más
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El interés nacional debería estar volcado alrededor de asuntos que son de todos y nos afectan a todos y como tal deberían ser asumidos como responsabilidad de todos, sin que nadie por poderosa que sea la institución o el liderazgo personal, se apropie de temas en la verdadera y auténtica construcción colectiva de soluciones y respuestas, que mejor respondan al fortalecimiento patriótico en toda dimensión.

Entre estos asuntos fundamentales está por supuesto el relacionado con la Paz, así como con el modelo de desarrollo, que nos lleven y permitan estar a la vanguardia de manera equitativa y sostenible, representados en condiciones económicas y sociales que reivindiquen el correcto aprovechamiento de nuestros inmejorables recursos de forma tal que algún día podamos darnos el lugar que merecemos.

Sin embargo, una cosa es lo ideal y otra muy diferente la realidad del día a día, en donde al parecer en las materias antes anotadas existen terrenos y fronteras que les pertenecen a unos cuantos, que escudados en las circunstancias se apropian de estos y los convierten en fueros personales, sin que nadie a parte de ellos tenga el más mínimo derecho de opinar o controvertir la manera como estos se tratan.

Así esos territorios que deberían ser de todos se convierten en la mayor fuente de división, rencilla y polarización, sin que los supuestos dueños de estos como buenos usurpadores e impostores, parezcan percatarse de ello, sino que por el contrario, tratan de colocar a quienes buscan aportar algo que mejore el supuesto orden que han establecido, como los culpables de las fallas y los problemas.

De existir verdadero amor patrio y, por supuesto, un correcto entendimiento de la Política, el camino que podría posibilitar y garantizar nuestro crecimiento equitativo y sustentable, tiene que ver con elevar de manera sistémica y metódica el nivel de consciencia colectivo de forma tal que antepongamos el interés nacional sobre el personal, para de esa manera alcanzar los cambios y transformaciones requeridas.

Pero mientras la actitud de los representantes de las distintas fracciones políticas, así como la de las llamadas fuerzas vivas de la nación, pero sobre todo la de quienes dirigen el destino del Estado, siga haciendo prevalecer esa lógica acomodada y subjetiva de los hechos, sin que lo dicho por los contradictores sea aceptado, ni mucho menos válido; las cosas continuarán la misma ruta trágica.

Por eso hago un llamado respetuoso pero igualmente crítico a quienes creen que temas como la Paz y el modelo de desarrollo son asuntos que solo les conciernen a ellos, sin que nadie más, es decir la gran mayoría de la población tenga derecho a aportar algo útil al respecto. Para llegar a tener el gran país que queremos, hay que deponer los orgullos y aceptar y respetar los terrenos que nos pertenecen a todos, siendo ésta la única base sólida para salir adelante.

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