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ANALISTAS

Si la base falla, la estructura cae

miércoles, 18 de diciembre de 2013
La República Más
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El cimiento sobre el cual se edifica toda sociedad, su principio básico y la raíz a partir de la cual se dan diversos y sofisticados frutos sociales, se fundamenta en la educación; ésta define el rol y alcance de una economía, país ó región dentro del contexto competitivo, productivo e innovador, así como su posición por indicadores. De ahí que es absolutamente decisiva en el destino de los pueblos.

Con la educación pasa lo mismo que con la palabra de Dios manifiesta en Mateo (7 24:27) que dice: “todo el que me escucha y práctica lo que digo, es comparable a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa, pero no cayó porque fue construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, es como un tonto que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se derrumbó, fue un desastre y su ruina grande”.

El mensaje es claro, la principal causante de situaciones sociales catastróficas es la incoherencia entre lo que decimos y hacemos, la peor enemiga para entrar al reino celestial de esta vida y la siguiente que lograremos sí y solo sí, brindamos la mejor educación posible a toda la población. Sin embargo aunque se den en todos los ámbitos sendas declaraciones en supuesta defensa de esto, los resultados demuestran el abandono, la indolencia y la negligencia que han impedido darle el tratamiento adecuado a este decisivo y trascendental tema.

Comparto los refranes “del dicho al hecho hay mucho trecho” y “obras son amores y no buenas razones”, por lo tanto no basta con discursos bonitos que en la práctica no se ejecutan ó resultan insuficientes, es necesario ante todo ser y hacer muchísimo más, por el enorme perjuicio de seguir cómo vamos; pero además por ser la educación la base de la auténtica justicia social al darle elementos a las personas que les permiten realizarse conforme sus gustos e intereses. Esto hace de la educación un tema obligado para todos y entre más tenemos, más debe comprometernos al conocer su real importancia, significado, utilidad y valor. 

Aunque es cierto que hay graves vacíos dentro de la población por atender, es decir, hay serios problemas de cobertura, los pésimos resultados de las pruebas Pisa de la Ocde, hacen que la calidad sea la prioridad, no solo porque tengamos ese deficiente desempeño con las implicaciones sociales que conlleva, sino sobre todo para no seguir malgastando los escasos recursos destinados a la educación. 

Éste país de contrastes entre ignorancia y excelencia, pero más lo primero, aunado al mundo de los dogmas principalmente del consumo y la vanidad, ha caído en un conjunto de camisas de fuerza y cortapisas que malogran que la real educación brille por la fuerza de la verdad dada por los argumentos, la lógica y por ende la razón, lo cual ha impedido aprender a desaprender lo que nos condiciona y limita.

El asunto ha tomado estos matices por ser un tema que no tiene réditos políticos inmediatos, con mafias enquistadas que impiden cualquier mejora del magisterio, visibles en posiciones obstinadas contrarias a la evaluación de maestros, aunadas a la debilidad que caracteriza al sector desde lo público, que bien debería tener una Superintendencia del ramo, encargada no solo de la pertinencia de los educadores, sino además de exigir a las instituciones educativas la provisión de los bienes, facilidades y servicios necesarios, incluida la alimentación de los educandos.

De ahí el imperativo de una verdadera reforma que posicione la educación como la piedra angular de las realizaciones sociales, que nos saque de la lánguida y dañina condición que nos caracteriza y considere además de lo anterior, la manera más adecuada para generar externalidades positivas y capturas de conocimiento donde no tenemos capacidades, mediante la atracción de capital humano y emprendedor de clase mundial con adecuados incentivos y estímulos, que reduzcan costos y plazos en la onerosa e inadecuada curva de aprendizaje que llevamos.

Hay que impedir que se siga derrumbando nuestro tejido social.

Coletilla de Adviento: Que ésta época de preparación para el nacimiento de Jesucristo y por ende para la venida del Redentor, permita gracias a la oración y la reflexión, que la esperanza, la fe, el arrepentimiento, el perdón, el amor, la tolerancia, la paz y la alegría reine en sus hogares, sentimiento que les hago extensivo durante el 2014.

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