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Analistas 13/04/2019

Ministerio Desorientado

Germán Bolívar-Blanco
Analista y consultor

La promulgación de la Ley 1954 del 24 de enero pasado que crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, indica a tres meses de su sanción que podría ser un ministerio de papel, con mínima capacidad de injerencia en la agenda pública para influir en los temas de su resorte y peor aún con presupuesto pírrico atado principalmente a la clientela de Colciencias, con una estructura que incluye nuevas funciones normativas, pero aún sin suficientes recursos para ejecución y lo más grave, sin norte claro, ni debida dirección.

Por eso y a la luz de las posibilidades de la Ley y el Plan Nacional de Desarrollo en discusión, presento a continuación la que creo podría ser la estructura de ésta neurálgica agencia del Estado, que claro está deberá trascender en objetivos y alcance, en tanto se trata de la articuladora del tema en los aparatos productivos público y privado, pero sobre todo, la responsable de su real inserción en la economía y sociedad del conocimiento, para desplegar efectivamente el rol transversal que le corresponde.

Así las cosas el Ministerio para la Innovación Científica y Tecnológica, como mejor debería denominarse, tendría un “Consejo Directivo” integrado por los ministros de las carteras claves y dirigido permanentemente por el Presidente de la República, con dos viceministerios a cargo, uno el técnico focalizado en temas de regulación y coordinación intergubernamental, y otro el general dedicado a gestionar las necesidades de los diferentes grupos de interés relacionados con el tema; cada uno de los cuales estaría a cargo de un grupo de entidades que respondan precisamente a esa orientación, conforme el siguiente arreglo que puede darle la solvencia y vigor institucional requerido.

El Viceministerio Técnico sería responsable de la “Agencia de Coordinación y Articulación Interinstitucional” y la “Agencia de Diseño y Evaluación de la Política Pública”, cuyas funciones deben precisamente responder a lo formulado en sus nombres para eliminar posibles riesgos de duplicación de esfuerzos e inconsistencia dinámica y propender por mejoras continuas de las políticas; al cual también puede incluírsele la tutoría del “Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual”, que debería salir de la SIC dedicada al control y no al fomento.

Por su parte el Viceministerio General tendría a su cargo el “Instituto Nacional para la Ciencia y la Tecnología”, que tendría a su cargo las funciones realizadas por Colciencias; además, sería responsable del “Instituto Nacional para el Cierre de Brechas”, encargado de movilizar las masas críticas necesarias para tener el dominio de la mayor cantidad posible de fronteras productivas sostenibles, es decir el capital humano y la inversión de calidad necesarios para acceder a la economía del saber, junto al “Banco para la Innovación” que potencialice los recursos del Fondo Francisco José de Caldas.

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