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ANALISTAS

Biodiversidad industrial evolutiva

viernes, 22 de marzo de 2013
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Independiente del comportamiento y tendencias de las estructuras productivas en América Latina, principalmente orientadas a satisfacer la demanda local de bienes de consumo y en forma débil e incipiente, a desarrollar eslabones en la cadena de valor proclives al conocimiento; la evolución de la fauna y flora industrial se cierne como la alternativa pertinente para allanar vacios y cerrar brechas relacionadas.

En principio hay que considerar adecuadamente el acervo conceptual y doctrinario disponible para con fundamento en éste, proponer arreglos que posibiliten de la mejor manera lo antes descrito. A éste respecto siempre he puesto de presente mi afinidad con el pensamiento y aportes del evolucionismo, en especial lo prescrito por Schumpeter y Nelson y recientemente por Hodgson, Rodrik y Hausmann.
 
Es que es precisamente a partir de la ilustrativa metáfora de los simios usada por Hausmann sobre la cual tiro línea, con el propósito de concebir una mirada que le brinde mayor sustento, oportunidad de despliegue y utilidad a las valiosas teorías que lo inspiran. Al respecto recordarán que todo parte de asemejar las empresas a los monos y los productos a los árboles, donde los países ricos tienen sus monos en árboles situados en la parte rica del bosque, a diferencia de los países pobres que ubican a sus monos en los árboles pobres del bosque.
 
Para transformar la estructura productiva de una economía es necesario que los monos salten hacía árboles situados en la parte rica del bosque, lo cual permite entre otras, diversificar y sofisticar las exportaciones. Ésta concepción cobra sentido al unirla a la analogía del Banco Mundial sobre la jardinería de la innovación descrita por Aubert, la cual sostiene que el florecimiento de la innovación en todas las fronteras de la producción, en especial biodiversidad de árboles ricos, requiere de los gobiernos tres roles claves.
 
Primero, acondicionar el campo de siembra con educación de calidad y abonarlo con información adecuada que propicie el desarrollo tecnológico soportado en formas de I+D más creativas. Dos, eliminar la maleza que frena la competitividad y se encuentra en la regulación y burocracia ineficaz, pero también controlar los gérmenes y plagas que en ella se esconden. Y en tercer término, rociar estímulos a los ecosistemas mediante regulación pertinente, financiación, bienes públicos y apoyo a proyectos, entre otros canales que induzcan y potencien la innovación.
 
El punto crucial está en que tipo de semillas, árboles y frutos queremos cosechar, combinado con el tratamiento a la maleza y captura que obnubila los gobiernos para que haya biodiversidad de especies de árboles ricos. Al respecto digo que la semilla, la nuez, lo medular, está en las masas críticas de la industria e innovación, el capital humano y emprendedor requerido para desplegar cualquier cultivo.
 
Es preciso entonces deslindarse de la captura propia de la órbita de los grupos de interés, no porque no haya que satisfacer sus válidas y legítimas exigencias, sino porque el camino que conduce al desarrollo incluyente, sostenible y sustentable seremos capaces de abordarlo, sí y solo sí, nuestros monos migran hacía ecosistemas más robustos con árboles que den exquisitos y exuberantes frutos.
 
Para movilizar las semillas detrás de las masas críticas propongo una reforma estructural de avanzada sustentada en un enfoque holístico sistémico, comprensivo, no disperso ni focalizado, pro-diversificación en lugar de la especialización, la cual debe darse naturalmente y no impuesta, so pena de situaciones donde el remedio sea más costoso que la enfermedad ó mantener el incrementalismo insulso que aumenta el atraso y la dependencia.
 
Vale mencionar que los principales ganadores en éste proceso serán los mismos grupos de presión con presencia en el agregado nacional que cooptan los gobiernos, porque verán incrementadas sus oportunidades para transformar y mejorar sus portafolios de inversión al poder incorporarse en las tendencias productivas que marcan la pauta en productividad y rentabilidad.
 
Sobre el particular estimo conveniente revisar muy bien las implicaciones de la inversión Green Field, que no ha sido debidamente considerada, para potencializar al máximo su dinámica con adecuados incentivos y estímulos, sobre todo la inversión extranjera directa y la atracción de clase creativa en sectores proclives al conocimiento donde no tengamos capacidades productivas, que son la mayoría.

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