¿A qué vinimos y para qué estamos?

No obstante la sociedad del consumo y de la vanidad en la que estamos inmersos, aunada a los afanes y avatares que ésta conlleva, llegan a asfixiar de manera tal que solo tenemos ojos para hacerle el juego a las condiciones imperantes, sin siquiera sacar el más mínimo tiempo para hacer altos en el camino, repasar los senderos andados y buscar alternativas trascendentes de realización.

La tarea más difícil ciertamente está al interior de cada uno de nosotros, en como concebimos y aceptamos nuestro rol en la vida. Por supuesto hay quienes nacieron para ser líderes, pastores de rebaños privados ó públicos, sobre quienes recae el mayor peso y responsabilidad y deberán responder por esto cuando pasen a la otra vida. Todo dependerá de lo fecundo y fértil que haya sido su servicio.

Los que supuestamente nacieron para ser seguidores u ovejas parte de un rebaño, tal vez la tienen más difícil porque aunque se sientan a gusto, satisfechos y seguros siendo parte del mismo, la verdad es que si están siendo guiados por la ignorancia ó por la incompetencia de la tiranía oculta que propicia bailar principalmente con los poderosos, aunque la inequidad y la marginalidad vayan en aumento, serán entonces cómplices por acción y omisión en corregir éstos errores y “terminarán pagando justos por pecadores”, como bien lo dice el dicho. 

Dado lo anterior creo que todos tenemos un poco de pastor y un poco de oveja, por lo cual debemos trabajar proactivamente para reducir lo que estimo es lo más nocivo de los todos los males en ambos roles, que es definitivamente el egoísmo exacerbado que tanto distrae y divide, además del padre de todas las aberraciones y desviaciones humanas y sociales, reflejadas en tanta brecha y disparidad.

Por eso considero que en el fondo prima el sentirse verdaderamente útil en la actividad, función o tarea que se realice, siendo además crítico distinguir entre el auténtico servicio y el mendigado servilismo; independiente de que tan sencilla o compleja pueda ser la misma. El servicio agrega valor común y engrandece las sociedades, el vil servilismo subordina la dignidad y la convierte en despiadada.

De ahí que los pastores del establecimiento que tantas veces actúan como idiotas útiles y serviles ó como convidados de piedra en la reforma y la transformación económica y social exigida por nuestro país, aunque ahora gocen de todos los privilegios y dádivas, su labor pastoral puede terminar al final condenándolos.

La indolencia vendida a quien tiene el poder ó peor aún pro estatus quo por miedo a cambiar sus esquemas acomodados, que sin lugar a dudar pueden mejorar en muchos frentes dentro de lo económico y social. Afortunadamente para quienes no tenemos talante conflictivo ni somos dados a demandas legales ni líos judiciales, en un país con una justicia tan contaminada y débil, la paz reposa en Jesucristo.

Vinimos y estamos para servir no solo dando norte y ofreciendo orientación en los diferentes caminos que ofrece la vida, sino ante todo estando abiertos a encontrar nuevas y mejores formas de hacer lo que hacemos y de servir, desde arreglar el desorden en los hogares hasta componer los desequilibrios e injusticias sociales.

Este año de política apostémosle a la paz de donde venga y al cambio de fondo en la solución del problema de la pobreza y la exclusión que cada día se agravan más, así como a la transformación productiva innovadora que renueve y coloque a la vanguardia de manera sostenible y sustentable la estructura económica y social.

Sentido Pésame: Que el alma de Don Jorge Hernández Restrepo fiel servidor del Señor descanse eternamente en paz y brille para él la luz perpetua.