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Analistas 20/04/2021

Impuestos, cultura de no pago

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

En materia de impuesto en Colombia, desafortunadamente existe una cultura de no pago que es necesario cambiar, y me parece un buen paso en ese sentido el mensaje de reforma que cursa en el Congreso que apela a solidaridad.

No nos gusta pagar impuestos y siempre podremos justificarnos con algún argumento parcialmente válido. Yo no pago porque la plata se la roban los políticos, que son unos corruptos. En este argumento lo que subyace en el fondo es la lógica, un tanto absurda, según la cual para que los corruptos no se roben los dineros del Estado, nos los robamos nosotros mediante formulas de evasión y/o elusión.

Otro argumento que con frecuencia se esgrime es aquel de la retribución. Yo pago y qué me da el Estado a cambio, como si fuese un quid pro quo en el cual existe una operación matemática de compraventa de servicios. ¡No! La retribución de los impuestos pagados no se mide individualmente, sino de manera colectiva porque en la medida en que los impuestos tienen, en otras, una función redistributiva, lo que yo pago como contribuyente de ingresos medios o altos le está llegando a las personas que menos tienen y esa es la retribución que brinda el estado al pago de impuestos. En un país con un coeficiente de desigualdad extremadamente alto, todo lo que implique aplanar esa desigualdad es una enorme contribución a la sociedad.

Es que además de los programas de subsidio a las familias que están en la pobreza y que esta reforma busca que sean permanentes, debemos reconocer la contribución que hace el Estado a cierta tranquilidad social que permite que tengamos una sociedad y un Estado viable. Me refiero a lo que el Estado ofrece en varios frentes. En educación, señala Mauricio Santamaría en un artículo en este diario, que en Colombia “la cobertura neta en educación media pasó de 62% a 72% durante el período 2005-2018, y en superior de 34% a 52%. Esto se refleja en ganancias en los niveles de escolaridad, que realmente han sido muy positivos en los últimos 35 años”.

No menos ciertos son los avances en cobertura en los servicios de salud. En su intervención en la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud, el viceministro señaló que en Colombia “contamos con una cobertura de 95,07%, con una población cubierta de 47.675.878 afiliados”. Cabe señalar que hace falta el esfuerzo de darle calidad a esas coberturas.

Los dos señalamientos anteriores constituyen 50% de los cuatro pilares básicos sobre los cuales descansa la sociedad. Los otros dos son la Policía (seguridad) y la Justicia. En el primer frente vemos avances importantes, a pesar de niveles de inseguridad no deseables y tal vez los ciudadanos desearíamos más una policía ciudadana que garantice la seguridad para una población mayoritariamente urbana, que una policía sustituyendo al Ejército en la lucha contra fuerzas irregulares. En la Justicia sí hay mucho por hacer y allí queremos ver nuestros impuestos invertidos de manera más eficiente, sin que ello sea excusa para no contribuir.

Se encuentra con frecuencia que quienes más protestan son los que más tienen y el argumento de algunos es que con la cascada tributaria el país pierde competitividad. La competitividad no es solo un tema de las empresas, sino de la sociedad. Una sociedad más educada, más saludable, más segura y con más Justicia es más competitiva. Paguemos, exijamos y construyamos una sociedad más competitiva.

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