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Analistas 23/11/2021

Godzilla está aquí

Brigitte Baptiste
Rectora de la Universidad Ean

Las películas de monstruos y cataclismos nos fascinan porque permiten imaginar escenarios que, de no contener un nivel importante de fantasía, serían insoportables. Los titanes de los relatos del origen grecolatino fueron sustituidos por brujas y demonios de más al oriente, más humanos, con lo cual perdimos de vista el planeta, la Gea, y nos enfrascamos en una lucha moral, por demás sexuada, deplorable. Godzilla, o el cambio climático, disfrazado de Tiranosaurus académico en la ONU, habló condescendientemente acerca de las extinciones…

Ante tamaña amenaza aparecen las comunidades locales derivadas de ese fuerte sentimiento tribal de apoyo mutuo y solidaridad, cada una un refugio ante la incertidumbre y lo inequitativo de lo global, pero ilusas, como si el infierno grande del pueblo chiquito fuera a funcionar mejor contra la crisis climática que las instituciones denuncian por coloniales y abusadoras. El parroquialismo consolador es sólo la cara temerosa de una moneda hecha de resistencias, donde la corrupción extractivista de gobiernos, mafias o corporaciones es la otra. Entre esos extremos se ha venido planteando el debate geopolítico de las nuevas modalidades de gobernanza que el mundo requiere, pero que no aparecen en medio de las narrativas de la polaridad.

La mayoría de los Arhuaco rechazan la minería en su territorio, pero no promueven el consumismo de productos derivados de ella, así como los U´wa se oponen a la extracción de petróleo sin aspirar a viajar en jet, los Macuna a la de oro, que no tiene sentido en su economía. Pero el resto de las comunidades, incluidos millones de habitantes urbanos, se plantean hoy si bajo esa presunción de la primacía de lo local hacer “consultas populares” realmente implicó pensar en el bienestar colectivo a largo plazo y no más bien una trampa simplista, prefigurada para posicionar candidatos y agendas particulares aprovechando el mensaje de emergencia planetario.

Porque ni esa democracia de la pequeña escala ni la cooptada por los intereses privados parecen proveer unos mínimos de participación real y equitativa a todos los niveles. Por eso es imperativo que haya consultas, a muchos niveles, con protocolos y garantías: la diversidad local, la de los multiversos de Arturo Escobar, no puede ser cooptada por otras malas globalizaciones que favorecen los discursos absolutistas ante la escasez de bolas de cristal: apocalípticos y redentores bailan y se dan la mano, parafraseando la canción de Serrat. Si la solución es imponer su perspectiva y prohibir la de los demás, no hay que nos saque del ping-pong: izquierda y derecha extremas están listas para eso, con las recetas conocidas, buscando posicionarse en sus banquitos de poder antes de que emerjan y se consoliden las miríadas de soluciones que diferentes propuestas de transicionalidad están trayendo al mundo, pero que requieren la fuerza combinada de comunidades y empresas, sobre todo, y de Estados capaces de conectarlas.

Las diversidades de lo local no se pueden replicar a escala global porque no hay sino un planeta, que ya es otro. Sin embargo, la globalidad no tiene por qué ser unidimensional: esa es la cualidad central de un sistema complejo donde recuperar la vitalidad del planeta es la prioridad, porque las culturas se harán a sí mismas, como siempre. Godzilla representa, medio en broma, el colapso de una estabilidad ecológica y el inicio de una nueva; un relato para ponernos a pensar, no para llamar a los ejércitos.

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