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Analistas 28/09/2019

La jugadita de Carrasquilla

Amylkar D. Acosta M.
Docente de la Universidad Externado de Colombia

El ministro Alberto Carrasquilla, al momento de radicar en el Congreso de la República el proyecto de presupuesto para la vigencia de 2020, pese a que el mismo explicó que está desfinanciado en $8,5 billones y es una incógnita saber de dónde van a salir, muy eufórico, planteó que se tiene un “panorama fiscal despejado”. Pero, a poco andar, admitió que “sí, existe una necesidad de encontrar, así como lo discutimos el año pasado, unos recursos para terminar de financiar el Presupuesto del próximo año”. Con declaraciones tan contradictorias como incoherentes del Ministro, nadie sabe a qué atenerse, solo explicables a la luz de los malabares a los que está recurriendo para mimetizar el déficit del Presupuesto.

Se acaba de aprobar por parte del Congreso en primer debate el proyecto de Presupuesto para el 2020, el cual se aforó en $271,7 billones. Como se recordará, con el argumento, expuesto en la Constituyente de 1991 por parte del cófrade Alfonso Palacio Rudas, de que “las apropiaciones son una autorización y no una orden imperativa de girarlas”, se abandonó el principio decimonónico del equilibrio presupuestal consagrado en la Constitución política centenaria de 1886. En su lugar, mediante el artículo 347 de la nueva Carta, se dispuso que “si los ingresos legalmente autorizados no fueren suficientes para atender los gastos proyectados, el Gobierno propondrá, por separado, ante las mismas comisiones que estudian el proyecto de ley de presupuesto, la creación de nuevas rentas o la modificación de las existentes para financiar el monto de gastos contemplados”.

De allí, que, desde entonces, prácticamente todos los presupuestos aprobados por el Congreso han sido deficitarios, al igual que el que se debate en este momento. Como lo plantea el profesor Eduardo Sarmiento, lo que se estableció como procedimiento para darle una mayor flexibilidad al Gobierno para atender los gastos prioritarios “se convirtió en un medio de determinar el déficit fiscal y obligar a su financiamiento con nuevas leyes”. ¡Así de claro!

Pero, el ministro Carrasquilla, en apuros para cumplir con el principio rector de la sostenibilidad fiscal consagrado en la Constitución y la Regla fiscal que lo desarrolla, se las ha apañado para tratar de lograr la cuadratura del círculo y de esta manera soslayarlo. Veamos.

A través del Plan Nacional de Desarrollo se le permite a la Nación “emitir bonos en condiciones de mercado u otros títulos de deuda pública para pagar las obligaciones financieras (…), con el fin de sanear los pasivos correspondientes a cesantías de las universidades estatales”. En virtud del mismo podrá “emitir bonos en condiciones de mercado u otros títulos de deuda”. En el artículo 257 del PND se es más explícito en el procedimiento a seguir, al establecer la Estrategia de Mediano Plazo de Gestión de la Deuda, en virtud del cual el Ministerio de Hacienda y Crédito Público se encargará de diseñarlo “con el objeto de definir las directrices sobre la estructura del portafolio global de la deuda pública, propender por la financiación adecuada de las apropiaciones presupuestales del Gobierno Nacional, disminuir el costo de la deuda en el mediano plazo bajo límites prudentes de riesgo y contribuir en el desarrollo del mercado de capitales”.

Con ello, el Congreso le firmó un cheque en blanco al Ministro de Hacienda y este ni corto ni perezoso lo está utilizando emitiendo TES a tutiplén. Según él, lo que está haciendo es “recontratar” la deuda pública, pues, “si bien se vence el año entrante vamos a recontratar y eso vale $28,4 billones, vamos a contratar nuevo endeudamiento por $19,2 billones”. No tuvo empacho el ministro Carrasquilla en decir: “le vamos a decir a los mercados que la deuda que debemos estar amortizando no la podemos pagar toda, sino que necesitamos que nos hagan un préstamo de los vencimientos de capital y esa es otra gran fuente de financiamiento de los $271 billones”. ¡Eso no es serio!

Cuando se alude a “contribuir en el desarrollo del mercado de capitales”, ello guarda una muy estrecha relación con la Misión del Mercado de Capitales que integró el Gobierno, la cual acaba de rendir su informe y recomendaciones. Según el ministro Carrasquilla, estas le servirán al Gobierno como “una hoja de ruta para el inmediato, mediano y largo plazo, para que el mercado sea más líquido, tenga más inversionistas y sea más innovador”. Y justamente es en ese mercado en donde se transarán los TES.

El editorialista del diario económico Portafolio se muestra patidifuso con el anuncio del Ministro y dice que “el anuncio es sorpresivo, porque unos días atrás las autoridades señalaron que se habían cubierto las necesidades previstas en el Plan financiero que elabora el Gobierno”. La jugadita del Ministro Carrasquilla, dicho por el mismo, consiste en “sustituir esa deuda por deuda de mercado. Esa es un deuda que se ha venido adquiriendo a lo largo de los años y, por lo tanto, la emisión de esos TES corresponde a emisiones de deuda de 5, 10 y de 15 años atrás”. Simplemente se está postergando el servicio de la deuda, porque no hay que olvidar que no hay plazo que no se venza ni deuda que no se pague.

Como lo afirma el ex ministro y ex codirector del Banco de la República Carlos Caballero, “para tapar los huecos y salir de líos el Ministerio de Hacienda anda instrumentando acciones ingeniosas que le permitan ampliar el gasto y más que cumplir la Regla fiscal. La deuda de las sentencias judiciales en contra de la Nación se cancelará entregando a los acreedores TES a largo plazo, con tasas de interés inferiores a las de mora”. Advierte él, “financieramente es correcto, una deuda en la penumbra y costosa se visibiliza”, pero al precio de incrementar la deuda pública en $8 billones. Con esta “ingeniosa” operación se “cumple” con la Regla fiscal, pero se aumenta sensiblemente el endeudamiento de la Nación.

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