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2015 será otro año mediocre para la economía mundial. No lo digo yo. Lo dicen los contratos financieros a futuro, unos que continúan pronosticando que la inflación va a continuar cayendo en el mundo desarrollado. No se puede compaginar la idea de que el mundo crecerá vigorosamente con la continuación de un proceso de desinflación mundial. La respuesta, en mi opinión, se basa en el cambio fundamental que está viviendo el aparato productivo mundial en este momento.
Me refiero al proceso de robotización y automatización del sector de servicios que está en marcha en el mundo desarrollado. El afamado economista francés Charles Gave argumentaba en una conferencia en NY, que gracias a la robotización del sector de servicios, los precios al consumidor en EE.UU. podrían hasta caer en 2015. Por otro lado, según un estudio realizado recientemente por Frey y Osborne de la Universidad de Oxford (siga este link para bajar el documento, http://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/downloads/academic/ The_Future_of_Employment.pdf), 47% de las ocupaciones existentes en el mundo desarrollado (chofer de camión, asistentes de oficina, empleados bancarios, etc.), están en riesgo de ser robotizadas durante la próxima década.
Esta coyuntura pareciera estar siendo corroborada cada vez que se publican los números de generación de empleos en el mundo desarrollado. La evidencia pareciera mostrar que muchos de los empleos que se están generando son de carácter temporal, y además, carentes de beneficios (seguro médico, vacaciones pagas, etc.). Es por esta razón que la evidencia empírica continúa mostrando que los salarios reales no han subido en EE.UU. desde el inicio de la crisis financiera. Por lo tanto, en Bulltick pronosticamos que la economía de EE.UU. no va a crecer 3% año a año en 2015 como algunos auguran, sino apenas 2,6% año a año. Nuevamente, la falta de crecimiento de los salarios no permitirá que 72% de la economía de EE.UU., que responde al consumo interno, crezca vigorosamente.
Por el lado de Europa la cuestión es similar, solo que más aguda. El lector no debe olvidar que la tasa de desempleo en los países del Mediterráneo se mantiene extremadamente elevada (por encima de 20% en España y Grecia, por ejemplo). Una economía con semejante nivel de desempleo no puede generar inflación, y sin inflación los Bancos Centrales no deberían tener razón válida para acotar el estímulo monetario. En Bulltick pensamos que la economía de Europa a duras penas crecerá 1% en 2015, y eso solo asumiendo que durante el próximo año el Banco Central Europeo se ve obligado a actuar.
Japón tampoco tendrá un buen año económico, o por lo menos no tan bueno como se esperaba hace unos trimestres. Esto significa que las autoridades tendrán que tomar más decisiones pro estímulo durante el año venidero. En Bulltick estimamos que el Banco Central de Japón continuará inyectando cerca de US$70.000 millones por mes a su economía. La depreciación incremental del ¥ también parece un hecho consumado.
China puede llegar a ser una de las buenas sorpresas del año. Lo digo porque el mundo pareciera no entender aún que esta potencia mundial tiene la intención y, más importante aún, la obligación política de generar más de 10 millones de nuevos empleos por año. Es muy probable que en 2015 oigamos noticias de la implementación de nuevos estímulos monetarios y fiscales.
Las perspectivas de la región emergente, y de Latinoamérica en especial, no son positivas. La caída de los precios de los commodities ha demostrado ser muchísimo más agresiva de lo que yo estimaba, y la virulencia del ajuste implica que aún así yo tenga razón y los precios de las materias primas comiencen a rebotar en el corto plazo, ya gran parte del daño está hecho.
No será raro que muchas empresas del sector comiencen a anunciar disminuciones en la dinámica de inversión para buscar más petróleo, sobre todo si éste es no convencional. Mejor dicho, los analistas no vamos a tener opción diferente a comenzar a disminuir la estimación que tenemos del crecimiento del componente de inversión de las economías de la región. Pareciera que desafortunadamente la región latinoamericana va a tener otro año de crecimiento inferior a 3% año a año. La “buena” noticia es que el groso de Latinoamérica, exceptuando Venezuela y quizás Argentina, no tendrá ningún problema para financiar su desbalance externo.