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Analistas 24/07/2012

Contestándole a Kalmanovitz

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Securities
La República Más
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Me llama bastante la atención ver el tedio visceral que pareciera tener el Profesor Salomón Kalmanovitz en contra del ex presidente Álvaro Uribe. Por ejemplo, la última columna de El Espectador del Dr. Kalmanovitz (La plataforma del Puro Centro Democrático) tiene la clara intención de catalogar al ex presidente Uribe como un corrupto y de pasadita el columnista cataloga a los que concordamos con la visión de país que tiene el ex presidente Uribe de ser unos “extremistas.”

Me parece muy desafortunado el hecho de que algunos opinadores colombianos, entre ellos el profesor Kalmanovitz, hayan decidido montarse en ese tren de intolerancia que está tratando de vender la idea de que la gente que no comulga con los lineamientos de la unidad nacional, es extremista. Por ejemplo, yo soy un fiel creyente de la economía de mercados y de la necesidad de bajarle los impuestos a los emprendedores y a las empresas, y al mismo tiempo estoy a favor del matrimonio gay y considero que la mujer es la única que tiene derecho a decidir si aborta o no. Mejor dicho, tengo una visión muy similar del mundo a la que tiene una persona como Bill Clinton, a quien nadie lógico se le ocurriría catalogar de extremista.

Volviendo a mi supuesto “extremismo”, comulgo totalmente con la visión del comercio internacional que tiene la administración Santos. Celebro y celebraré todos los logros económicos de la actual administración. Apoyo las firmas de nuevos tratados de libre comercio y la aprobación de reformas como el acto legislativo sobre las regalías. También soy un convencido de la necesidad de aprobar una reforma tributaria estructural y de aprobar otra reforma pensional para acabar con todas esas pensiones anti-eticas que reciben algunos afortunados en Colombia. Ojalá que el gobierno logre sacar adelante esos proyectos lo antes posible.

Ahora, no comulgo con la idea de que el apaciguamiento diplomático con Venezuela haya servido, y estoy en total desacuerdo con haber aprobado el marco jurídico para la paz. No porque yo sea un “guerrerista”, como me llama el periodista Daniel Coronell en Twitter, sino porque el marco jurídico para la paz es una ley que se debería haber tramitado ex post una desmovilización de los grupos terroristas, no antes, pues la aprobación del acto legislativo por definición cambia los incentivos de los actores de la violencia. En cuanto a Venezuela, Colombia debería tener una relación muy distante con Venezuela, porque uno no puede ser amigo de un gobierno que piensa que la lucha de las FARC y del ELN es una lucha legítima (ver link, http://www.youtube.com/watch?v=TOtROmsqyXQ).    

El Dr. Kalmanovitz también ataca los lineamientos de la política económica de la administración de Uribe, especialmente la idea de darle incentivos tributarios a las compañías extranjeras que vinieran a invertir al país. Según el columnista, esas compañías “igual hubieran venido”, aún si no se les hubiera ofrecido ninguna prebenda. Vea pues….bajo esa lógica, pensándolo bien, quizás si yo no me hubiera matado estudiando para el ICFES, igual hubiera sacado buen puntaje…

Lo que si se me hace simplemente inaceptable es soltar números aleatorios en una columna sin presentar un justo contexto para la información. El profesor Kalmanovitz dice en su columna que “A pesar de la bonanza externa, el gobierno central hizo un déficit de más de 4% del PIB en 2010, prueba de intemperancia y de imprevisión”. Lo que sospechosamente no le cuenta el columnista al lector, por ejemplo, es que el déficit del gobierno central era del 6% en el 2002 y que además, si Uribe no hubiera tomado la decisión fiscalmente responsable de cuantificar el costo del subsidio al seguro social para pagar pensiones dentro de la contabilidad del gobierno central, el déficit del gobierno central en el 2010 hubiera sido menor al 2% del PIB. El columnista tampoco le cuenta al lector que la deuda/PIB del sector público no financiero ponderaba un 49.9% dentro del PIB cuando asumió Uribe en el 2002, y que ésta proporción bajo al 27% del PIB en el 2010, cuando Uribe salió de la presidencia. Minucias, dirán algunos…

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