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Analistas 05/06/2012

Comentarios sobre la reforma tributaria estructural

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Securities
La República Más
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Hace ya bastantes años participé en un conversatorio organizado por el ex ministro Carlos Caballero Argaez en la Universidad de los Andes, con motivo de "filosofar" sobre el futuro del sistema económico de Colombia. Recuerdo que por esos días el ex ministro Alberto Carrasquilla había presentado una reforma tributaria estructural en el Congreso de la República, durante el primer periodo del presidente Uribe.

Durante esa reunión yo le "solicité" al senador Victor Renán Barco, q.e.p.d., que por favor apoyara la idea de incrementar la base gravable de la renta, y la idea de aceptar que se cobrara una tasa mínima de IVA para la mayoría de la canasta familiar. Mejor dicho, le recomendé al senador que apoyara la idea de cobrarle IVA a los huevos y a la leche. Le dije al difunto senador que valía la pena "darse la pela" para lograr sacar adelante la reforma tributaria estructural. Argumenté que la historia lo juzgaría muy bien. El senador me respondió, con una sonrisa: "que me de la pela?.háganme el favor la idea de este jovencito?"

Como el lector quizás sabrá, la reforma tributaria estructural no fue aprobada bajo la administración Uribe, pues el Congreso decidió no darse "la pela". La prensa celebró la noticia de que el legislativo colombiano no le hubiera seguido la cuerda al Ministro Carrasquilla, pues claramente hay pocas cosas más impopulares que apoyar la idea de que las clases populares tributen IVA, a pesar que la evidencia muestra, inequívocamente, que entre más amplia sea la tributación de los productos dentro de la economía, mayor es el bienestar social.

Uno de los estudios más certeros que existen en el mundo sobre el ambiente de negocios lo produce anualmente el Banco Mundial. El "World Bank Doing Business Report" es, literalmente, la Biblia del ranking de competitividad económica mundial. Según la última versión del World Bank Doing Business Report, publicada en Octubre del 2011, países como Singapur, Irlanda, y Finlandia ponderan en niveles muy altos (1, 10 y 11 respectivamente), mientras que Colombia (número 42 en la versión del 2011 del DBR del BM) aún no ha logrado subir a niveles de liderazgo. Valga decir que Colombia ha pasado de estar en la cola de competitividad latinoamericana, a estar de líder, de la mano de Chile, del "Doing Business Report." Pero, obviamente, a pesar de lo logrado, aún hay mucho espacio para mejorar la competitividad del país.

Según el Banco Mundial, Colombia ha avanzado muchísimo su competitividad, pero la política fiscal continúa siendo el flanco débil del país. Por ejemplo, en el capítulo que tiene que ver con la certidumbre fiscal y la eficiencia o ineficiencia para pagar impuestos, Colombia continúa puntuando muy mal a nivel internacional. Para la medición del 2011, Colombia quedó en el número 95 del índice (entre 183 países). El Banco Mundial reconoció los avances que implican que hoy en día se puedan pagar los impuestos en Colombia electrónicamente, pero el ente multilateral hace un lógico hincapié en el hecho de que una empresa promedio en Colombia gasta 193 horas por año lidiando con todo lo que tiene que ver con el pago de sus impuestos.

Más grave aun, la tasa de impuestos versus utilidad esta hoy en día en 74.8%, según el estudio. Solo para comparar, empresas que están localizadas en países como Singapur o Irlanda gastan solo 84 y 76 horas por año respectivamente (pagando impuestos), y la participación de los impuestos en las utilidades de las empresas es del 26.3% en Irlanda y del 27.1% en Singapur.

Hoy los colombianos tenemos una nueva oportunidad para tomar una decisión difícil, pero que es imperativa para sacar a Colombia del subdesarrollo. La clase política tiene la oportunidad de apoyar la reforma tributaria estructural del Ministro Echeverry. El "alma" de esa reforma busca optimizar el sistema de recaudo colombiano, con el objetivo de lograr que el Estado apoye al emprendedor, y de la mano recaude más recursos para invertir en la mejora del bienestar de los menos favorecidos. Ojalá las pequeñeces políticas no descarrilen esta reforma. 

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