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EDITORIAL

¿En qué quedó la tributaria estructural?

lunes, 23 de enero de 2017
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Al Gobierno solo le quedan dos caminos para enderezar el recaudo de impuestos: combatir la evasión tributaria y recortar el gasto público.

 

Anif, una de las instituciones de investigación económica de mayor credibilidad en Colombia se pregunta en su más reciente Informe Semanal, ¿Qué pasó con la reforma tributaria estructural Ley 1819 de 2016? Una pregunta más que necesaria para responder una siguiente cuestión: ¿para cuándo es la siguiente tributaria, en un país en donde cada 20 meses trae a colación el tema de los impuestos para financiar los permanentes déficit centrales?

Plantea Anif que “a pesar de que la propuesta original fue significativamente mermada en su objetivo de recaudo neto adicional (1,3% del PIB propuesto vs. 0,6% del PIB obtenido), dicha Reforma logró aprobar elementos importantes de carácter estructural. Por ejemplo, la tasa de tributación efectiva de las empresas se redujo de 43% a 33% (en el horizonte 2017-2020), al tiempo que se elevó de forma inmediata la tasa general del IVA de 16% a 19% y se incrementó la tasa efectiva de los hogares más pudientes, pasando de 3% a 6% para ingresos de $10 millones mensuales o del 20% a 23% para ingresos de $60 millones al mes”. Claramente la reforma de la administración Santos logró avances con visos estructurales, pero quedó en deuda en términos políticos.  Anif alerta sobre el innecesario uso de palabras necias: “hubo un costo de una “economía política” mal manejada por parte de Santos en al menos tres frentes: i) haber insistido en su errado cometido de “escribir en piedra” el no incrementar los tributos para ser reelegido, recargándose en la ilusión de la “locomotora minero-energética” durante el período 2012-2014; ii) haber tenido que entrar a enmendar (particularmente en 2017-2018) el craso error de adoptar una tributación efectiva hasta de 53% para las firmas que fueron grandes contribuyentes durante 2015-2016, y iii) haber postergado hasta el último momento la discusión de dicha Ley 1819 de 2016, por cuenta del azaroso proceso de paz, dando ventajas a posiciones gremiales”.

Así las cosas, seguimos en deuda con una reforma tributaria estructural que aleje a la economía colombiana de la revisión de las calificaciones de riesgo. A la respuesta sobre cuándo se viene una nueva tributaria se le ajustan un par de datos que alejarían esas eventualidad más allá de 24 meses: la primera tiene que ver con la lucha frontal contra la evasión, y dos, que se deben “buscar por lo menos un recaudo adicional de 2% del PIB y/o a recortar el gasto público de forma estructural en una suma equivalente”, según recomendación de Anif. El país entra en una periodo preelectoral en donde los equipos de las campañas empiezan a ajustar sus propuesta económicas y deben olvidarse de prometer “en piedra” que no pondrán impuestos. La Ley 1819 de 2016 salió bien y tiene algunos elementos estructurales, pero el país sigue padeciendo la mala estructuración en términos de impuestos.

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