Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

sábado, 6 de febrero de 2016

Un jugador recibió, en estado de absoluta indefensión una patada en la cabeza que sin lugar a dudas excede de manera amplia el ámbito de juego, el reglamento y toca directamente con el código penal. El afectado debió ser retirado en ambulancia y al momento de escribir esta columna varios de los jugadores fueron sancionados de manera rigurosa.

La violencia en el estadio, si de verdad se concibe el fútbol como un espectáculo para la familia, debe ser erradicada de manera absoluta y es en estos momentos donde dirigentes del club y organizadores deben tomar medidas acordes con la situación. Por una parte una entidad argentina, “salvemos el fútbol” resolvió elevar una denuncia penal a varios de los implicados en la batalla campal.

 La comisión disciplinaria de la Asociación Argentina de Fútbol rápidamente sancionó a los implicados con suspensiones de más de cuatro fechas; en una decisión totalmente alejada de lo normal en nuestro futbol, argentino y colombiano, el presidente de Estudiantes de la Plata de manera inmediata sancionó a sus jugadores con multas y los puso a disposición de la ciudad para que hagan trabajos sociales.

A poco tiempo antes de iniciar el campeonato oficial se empiezan a retorcer las decisiones pues con partidos amistosos las fechas de suspensión se pueden cumplir, así una sanción de 8 partidos se puede convertir en una de uno o dos luego de que varios suplentes jueguen un amistoso a puerta cerrada con equipos de tercera división. Esto le hace mal al futbol y envía una señal equívoca a los jugadores.  

Se debe sancionar fuertemente a los violentos, por el bien del fútbol, por lo que representan para la sociedad y por el peligro que estos bárbaros encarnan para aquellas personas que todavía van a los estadios a ver tranquilamente un partido de fútbol. 

Personalmente creo que esa es la mayor distancia entre Sudamérica y Europa en cuanto a fútbol, la posición que se tiene respecto a la violencia en este deporte. 

Hace ya 20 años una situación similar condujo a la mayor estrella de la liga inglesa, el francés, Erik Cantona a permanecer suspendido durante ocho meses por una patada voladora que le propinó a un espectador. Era, repito, el mejor futbolista del campeonato, en el club más ganador del momento y a pesar de esto no hubo posibilidad alguna de disminuir la sanción y el Manchester United perdió el título seguramente por la falta de goles de Cantona. 

De manera totalmente exótica, hace pocos días la Conmebol resolvió rebajar la sanción de ocho partidos a Boca Juniors por el incidente del gas pimienta en la semifinal de copa libertadores; dice esta entidad que las medidas de gracia fueron tomadas por única y exclusiva vez y con el parecer positivo de la Comisión de Asuntos Legales y el respaldo mayoritario de los miembros del Comité Ejecutivo. (¡!) La señal que se da es clara, no pasa nada con la violencia en el estadio y priman más los intereses económicos que la seguridad de los espectadores y de los futbolistas. Afortunadamente en Colombia este tipo de situaciones por parte de los jugadores y de decisiones de los dirigentes no ha hecho carrera