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Analistas 11/08/2014

Vigorosas relaciones

Eric Tremolada
Dr. En Derecho Internacional y relaciones Int.
La República Más
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La primera semana de agosto irrumpió con tres noticias que ponen de relieve la constante, creciente y diversa interacción de la Unión Europea, UE, con Colombia. En primer lugar, el 1 de agosto se completó un año de la entrada en vigor del Acuerdo Comercial, y aunque es prematuro intentar medir las ventajas que brinda la configuración de zonas de libre comercio, sin verificar los procesos de oferta exportable desarrollados por empresas y regiones, podemos destacar -con todo y crisis europea- una tendencia creciente de nuestras exportaciones. Entre agosto de 2013 y mayo de 2014, las exportaciones crecieron un 20,3% en comparación con el mismo período anterior.

Por su parte, el día 5, la UE y Colombia concretaron un Acuerdo que provee el marco jurídico que coordinará y facilitará la participación de Colombia en las operaciones militares y civiles de manejo de crisis que lidera la UE. Han transcurrido 11 años y 29 misiones de manejo de crisis de la UE, desde el despliegue de la primera operación en Bosnia Herzegovina en 2003 hasta la de República Centro Africana de este año. Son acciones que se enmarcan en la denominada Política Común de Seguridad y Defensa, PCSD. Acción que sortea tres dificultades análogas a las que enfrentan las Operaciones de Paz de la Organización de Naciones Unidas. Por un lado, la cooperación y voluntad de los estados miembros, por el otro, la diversidad de las crisis que deben enfrentar y, finalmente, el consentimiento previo que determina el mandato de la misión.

Cabe precisar que no se trata de las acciones coercitivas del capítulo VII de la Carta de la ONU, sino de aquellas actividades operacionales sobre el terreno que no están expresamente reguladas y que se tienden a clasificar en dos tipologías: operaciones de observación y operaciones de interposición de fuerzas (mantenimiento de paz). En el caso de la UE se clasifican como operaciones civiles o militares, y contrariamente a lo que sucede con la ONU, están recogidas en los tratados constitutivos de la UE. En todo caso, la mayoría de las operaciones de la ONU y de la UE son multifuncionales y las clasificaciones solo sirven para su estudio. 

Colombia tiene ya una experiencia no despreciable en este tipo de operaciones -de ahí que surgiera el interés de la UE-, pues participa internacionalmente en las misiones de las Naciones Unidas de estabilización en Haití (MINUSTAH), en la fuerza de emergencia en el Sinaí (UNEF) y en la de Sierra Leona (UNAMSIL). Adicionalmente, para Colombia el acuerdo es una oportunidad en medio de la coyuntura del proceso de paz, pues encontraría oficio a un importante número de contingentes en el posconflicto y reforzaría la cultura de respeto a los derechos humanos.

El tercer hecho por destacar en estas vigorosas relaciones, es la visita de Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo (órgano compuesto por los 28 jefes de gobierno de la UE), quien no solo asistió a la segunda investidura de Santos, sino que reiteró, a nombre de la UE, su apoyo a los diálogos que se desarrollan en La Habana desde noviembre de 2012, señalando que “se ha logrado un proceso significativo”, y esperan se dé, de manera análoga, con el ELN.  Sin rodeos, para el Consejo Europeo, la reelección de Santos “es una clara señal de que el pueblo colombiano respalda la política de reconciliación y desarrollo”, así como una muestra de que la ciudadanía “pide a las Farc y al ELN el dejar las armas definitivamente y contribuir a una paz sostenible”.

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