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  • Andrés Hernández de León

lunes, 2 de marzo de 2015

¿Qué busca la reforma tributaria?

De acuerdo con la exposición de motivos del proyecto de ley que presentó el Gobierno Nacional, el Presupuesto General de la Nación para el año 2015 muestra un incremento del 6.5% con respecto al presupuesto del año 2014. Esta previsión del gasto incluye los valores necesarios para mantener el nivel de inversión pública. Ahora bien, dadas las circunstancias fiscales previas a la reforma, en particular la desaparición del GMF y del impuesto al patrimonio, así como los preocupantes niveles de evasión y de elusión fiscal, el Gobierno manifestó que los niveles de ingresos previstos antes de la reforma no eran suficientes para cubrir ese mayor gasto, de modo que fue necesario proponer una nueva reforma cuyo objetivo fundamental fuera incrementar el recaudo.

Específicamente, ¿cuáles son los cambios más relevantes?

Principalmente, la creación del impuesto a la riqueza, que grava el patrimonio que tengan los residentes colombianos y los extranjeros sin residencia ni domicilio en el país.

Así, este impuesto mantiene el gravamen presuntamente “temporal” al patrimonio, y esta versión en particular afecta a los extranjeros con activos en el país. Hay excepciones para las instituciones financieras del exterior que tengan operaciones activas de crédito o activos en Colombia bajo contratos de leasing internacional.

De otra parte, fija la tarifa del CREE en 9% por los próximos años, y crea la sobretasa del CREE aplicable para los años 2015 a 2018. Sumadas estas dos cargas al impuesto sobre la renta de las compañías colombianas, la tarifa agregada es del 39% para el año 2015, del 40% para el año 2016, del 42% para el año 2017 y del 43% para el año 2018.

Para lograr simetría entre extranjeros y residentes colombianos, la reforma aumentó las tarifas del impuesto sobre la renta de las personas y entidades no residentes, de modo que se incrementarán progresivamente al 39%, al 40%, al 42% y al 43%, para los años 2015 a 2018, respectivamente. La reforma también crea el impuesto de normalización tributaria, que hace las veces de una amnistía, con tarifas del 10%, del 15% y del 20% para los años 2015 a 2017, respectivamente, aplicables al valor de los activos poseídos en el exterior que hayan sido omitidos de alguna declaración tributaria.

¿En qué falló la reforma?

Prorrogar el desmonte del GMF transmite un mal mensaje a los contribuyentes, que seguramente desconfían ahora de su eliminación. La creación de un nuevo impuesto que grava el patrimonio, por su parte, también genera desconfianza con respecto a su carácter temporal, y el hecho de que este impuesto grave incluso a los extranjeros sin residencia en el país seguramente será visto como un desincentivo muy fuerte para la inversión extranjera en Colombia. El incremento en las tarifas para las sociedades colombianas y para las personas y entidades extranjeras también tendrá un efecto disuasivo, sobre todo si se tiene en cuenta que comparativamente Colombia ya tenía niveles de tributación altos, y que por ciertas particularidades de la sobretasa del CREE, los extranjeros pueden terminar sujetos a tarifas nominales y efectivas más altas que las que serían aplicables a las sociedades colombianas.

Por último, es importante destacar las normas de la reforma que generan intromisiones entre los regímenes contable y tributario, muy a pesar de los esfuerzos de distintos sectores por mantener la independencia de mismos.

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