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ANALISTAS

Trabajo, inversión y tributaria

lunes, 27 de octubre de 2014
La República Más
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Unos de los temas de política económica de la mayor relevancia se relaciona con la interrelación entre el trabajo, la inversión y los tributos que se le rinden al fisco, los cuales demandan una justicia certera, pero sobre todo con sindéresis, para luego rendir los frutos que soporte el andamiaje normativo construido para afianzar las características y desempeños propios de cada uno de estos árboles entrelazados.

Un buen trabajo para todas las personas con capacidad y condiciones de laborar es el eje fundamental que debería guiar cualquier agenda regulatoria. Un trabajo que se ajuste a las expectativas y gustos de cada uno, que lo haga feliz pero sobre todo que le dé para vivir con dignidad y conforme su responsabilidad y actividad, pero además que borre de tajo la mal sana costumbre del enriquecimiento fácil.

Éste tipo de trabajo y la posibilidad de desarrollarlo debería de estar conforme a los intereses supremos de la nación, dentro de los cuales están elevar el estándar de vida de la gran mayoría de la población a los umbrales de ingreso y equidad ofrecidos por los países mejor desarrollados, pero que además permita y potencie las posibilidades de mejora continua del conocimiento en todas sus fronteras.

Políticas que estimulen el emprendimiento de calidad en la mayor cantidad posible de estructuras productivas, ojalá en todas y cada una de las industrias que exijan y demanden cada vez más técnicos, tecnólogos, profesionales y científicos, claro está en disciplinas proclives al saber sostenible, con competencias y capacidades que de verdad logren multiplicar exponencialmente el empleo calificado.

Sin embargo acá con tanta práctica inadecuada de corte clientelista que exacerban la capacidad fiscal, pero peor aún fomentan un Estado asistencialista y benefactor que premia el facilismo y algo más grave aún, subordina a los más necesitados a recibir centavos sin enseñarles como verdaderamente pueden hacer pesos, pero más importante, a sentirse útiles al poder servir en algo y por lo tanto ser felices.

Así mismo la visión que acá tenemos del trabajo considera solo lo relacionado con el empleo, con una política que por demás es de un corte reduccionista tal, que escasamente responde bien a la captura de las estructuras rentistas de capital y explotadoras de los recursos naturales que nos caracterizan, lo cual ha impedido potencializar los oficios y profesiones propios de la sociedad del conocimiento.

Es claro que el principal detonante del trabajo ha sido, es y será la inversión, la cual por supuesto tiene connotaciones y efectos muy diferentes que dependen de la naturaleza y particularidad del mercado donde se transen los bienes o servicios que resulten de la misma, vale decir la inversión en un específico sector y negocio, sin que esto tampoco haya sido debidamente ponderado por esfuerzos oficiales.

Tener elementos de juicio que permitan valorar debidamente las implicaciones de cada tipo de inversión, para con base en éstos analizar, diseñar y evaluar las respuestas de política requeridas por cada apuesta, dándole el tratamiento apropiado de forma tal que se desprendan los beneficios y frutos que buscamos cultivar, que pueden ser básicos y espurios, o mejor aún, diversos y sofisticados. 

Como tampoco hemos hecho conciencia colectiva sobre lo anterior, tenemos principalmente una inversión que responde a los intereses de corto plazo de gobiernos de turno y a los depredadores ávidos por sacar partido de ésta falta de visión y cohesión, todos quienes se aprovechan de ésta situación perversa en contravía de darle el manejo correcto a éstas variables neurálgicas del desarrollo.

Finalmente esto se hace palpable en el marco o tinglado tributario, el cual sin lugar a dudas supedita el desempeño del trabajo y de la inversión, al permitir que alrededor del mismo crezcan arboles propios de inversiones en industrias que además de trabajos de calidad tengan frutos frondosos, robustos y exóticos, o por el contrario más de lo mismo, el fruto simple oligárquico con políticos acomodados.

Ministro Cárdenas usted demostró ser el líder natural y guía supremo de la actual política económica y además ha representado con dignidad y altura nuestro partido conservador en las tareas encomendadas y lo ha hecho bien, pero ahora más que reformas inocuas, necesitamos focalizar y ante todo racionalizar tanto gasto inútil y no menos importante, fomentar y dinamizar la correcta inversión y trabajo.

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