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Analistas 15/11/2014

Todavía no subas los impuestos, Japón

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Así pasa con el plan actual de Japón de elevar por segunda vez los impuestos al consumo. No es que se trate de una decisión trivial en términos sustanciales; en cualquiera de los casos sería algo muy importante. Pero en este momento se ha convertido en algo más: cierto tipo de Rubicón de política.

Déjenme decir que gente que respeto (como el economista Adam Posen y algunas autoridades de organizaciones internacionales) cree que Shinzo Abe, Primer Ministro de Japón, debería seguir adelante con el incremento. Pero discrepo fuertemente.

Lo curioso es que ambos lados de este debate creen que se trata de credibilidad, pero difieren en qué tipo de credibilidad es crucial en este momento. Actualmente Japón está teniendo problemas para escapar de una trampa deflacionaria. Necesita desesperadamente convencer al sector privado que a partir de ahora los precios crecerán, por lo que acumular efectivo es una mala idea y que la deuda no será gran problema. Al mismo tiempo, Japón tiene una enorme deuda pública y muy mala demografía.

Al lado partidario del aumento en el impuesto le preocupa que si Japón no sigue adelante con dicho incremento, pierda credibilidad fiscal y que ello ponga en peligro a la economía en este momento; básicamente, que los que vigilan de los bonos atacarán.

¿Por qué no comparto este punto de vista? En parte porque no veo cómo la supuesta crisis de confianza supuestamente debe operar. Y, de hecho, ese fue el punto de mi conferencia Mundell-Fleming en el Fondo Monetario Internacional (FMI) del año pasado, en Washington: cuando un país se endeuda en moneda propia y no enfrenta presiones inflacionarias, es muy difícil ver cómo es siquiera posible una crisis como la de Grecia (la conferencia puede leerse aquí: bit.ly/1qCCvrY). El Banco de Japón controla las tasas de interés de corto plazo; las tasas de interés de largo plazo reflejan principalmente las tasas de interés de corto plazo esperadas. Sí, los inversionistas podrían presionar a la baja al yen, pero eso sería bueno desde la perspectiva de Japón. El Sr. Posen ha dicho que las acciones podrían desplomarse, pero no veo por qué, si las tasas de interés permanecen bajas y el Japón corporativo se vuelve más competitivo gracias a un yen más débil.

En serio: díganme supuestamente cómo va a operar esto. De hecho, díganme cómo una pérdida en la confianza fiscal (temor a que Japón eventualmente pudiera monetizar parte de su deuda) de hecho no es un desarrollo positivo.

Mientras tanto, me parece que Japón debería estar muy, muy temeroso de perder inercia en la lucha contra la deflación. Supongamos que un segundo aumento en los impuestos cause otra caída en el producto interno bruto (PIB) real, como pronostico que sucederá. ¿Qué tan probable es que el Banco de Japón pueda venir después de eso y decir “Confíen en nosotros. Esta vez realmente vamos a dejar que la inflación crezca a 2% en dos años. En serio, de verdad”, y que le sigan creyendo? Sostendría que estancar el impulso actual causaría una pérdida de credibilidad fatal en el frente deflacionario. Y, por cierto, también haría un enorme daño fiscal.

¿Podría estar equivocado en todo esto? Por supuesto: la vida es complicada, y tal como lo dije, gente que respeto está del otro lado (aunque en este caso realmente no entiendo su lógica). Pero todo tiene que ver con sopesar los riesgos. En este momento, el riesgo de perder credibilidad antideflacionaria se ve mucho peor que el riesgo de perder credibilidad fiscal.

¡Por favor no eleven esos impuestos!

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