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sábado, 1 de octubre de 2016

De acuerdo con la tendencia del “yo”, el consumidor toma su decisión de compra basado en la satisfacción de necesidades auto creadas y auto justificadas. Como estas demandas no se ven cumplidas se crean nuevas razones para obtener nuevos productos:  “Porque yo lo necesito”, “porque yo me lo merezco”, “porque yo he trabajado muy duro”, “porque esto a mí ya no me sirve”. 

Cuando la empresa tiene en cuenta esto desarrolla nuevos productos que son demandados y renueva los que ya están obsoletos. Un ejemplo de los anterior es el de las mujeres con los zapatos o las carteras, quienes justifican una nueva compra a través de una necesidad creada por un nuevo evento, comodidad, color o impermeabilidad.

Se deben crear productos o servicios que perduren en el tiempo. Una clave para lograrlo es tener al alcance la información que necesita. Los productos que responden a este concepto, y son exitosos porque prometen acompañar a los humanos por un largo tiempo, son el IPhone, el IPad, el IMac, Iwatch, o, en su momento, el IPod. Los que no reúnen estas características no podrán ser competitivos ni llenar las expectativas de los consumidores.

Debido al interés mundial en la preservación del medio ambiente, las empresas no pueden desestimar la tendencia de sostenibilidad que busca aprovechar los recursos para generar o desarrollar mejores productos y servicios, con el objetivo de ser autosuficientes, causando el menor impacto al planeta. Este es el caso de Ikea, una empresa fabricante  de muebles de origen sueco que ha desarrollado un sistema de embalaje cuyo objetivo es transportar la mayor cantidad de materiales con una mínima utilización de recursos y minimizando espacios. 

Ikea también se preocupa por comprar su madera, como materia prima,  de talas responsables y controladas. El consumidor, que cada vez más es consciente de la importancia de comprar productos amigables con el medio ambiente , va a comprar productos verdes y, en este sentido. Por esa razón, las empresas tiene que tener en cuenta esa exigencia, cada vez mayor, de los consumidores.

De otra parte, cada vez es más común ver alianzas estratégicas entre empresas con el fin de fortalecerse en un gana gana. De este fortalecimiento surgen nuevos productos y servicios que tienen un valor agregado para los consumidores. Por ello, para innovar es importante pensar en alianzas estratégicas donde se genere una sinergia en beneficio de estos dos componentes para que sean mejores y más competitivos. 

El proceso de innovación no puede perder de vista estas tendencias con el riesgo de generar productos o servicios que no van a ser debidamente aceptados por el mercado objetivo.  Para sobrevivir en este mundo, cada vez más competido y exigente, hay que innovar. 

Esta gestión tiene que partir de una definición estratégica que tenga en cuenta las tendencias anteriormente descritas. Solo así será posible el desarrollo de proyectos que busquen satisfacer necesidades y solucionar problemas.