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martes, 25 de noviembre de 2014

Los viejos tenían un frase muy buena: “Si el pícaro supiera lo buen negocio que es ser honrado, sería honrado por pícaro que es”, y que tal esta otra, “El tramposo no respeta prenda, el buen pagador… con la palabra basta”.

El problema es que pareciera que hoy en día la mala es una línea válida de conducta, lo que se espera de los hombres “de éxito”,  lo que nuestra sociedad tolera, y hasta en muchos casos estimula (Se han fijado que el Colombiano cuando hace algo malo se ríe para disimular la falta?).

Debemos resistirnos a eso, debemos luchar día a día para no olvidar que ese no es el camino correcto, que el Juego Limpio genera mejores dividendos para todos, es mejor negocio, es un bálsamo para el alma y el corazón, y un aporte valioso para nuestra sociedad.

Eso si, advierto, será un camino de piedras,  no será fácil. En Colombia cuestionar el camino errado, oponerse a la trampa, luchar contra la corrupción, la falsedad es una decisión peligrosa, llena de obstáculos, de odios y de resistencia, pero que seguro concluye con la satisfacción de sentir que fuimos ejemplo para nuestros hijos y modelo de conducta para nuestra sociedad.

Cuando una persona se mete en el rol de la ambición y el juego sucio se deja llevar, se ciega, hace lo que sea, rompe todos los valores y principios, se olvida de Dios, de la familia, de los padres y de los hijos, de todos aquellos que le han dado confianza, rompe cuanta regla existe para lograr sus objetivos, que por lo general están directamente relacionados con el dinero y el poder.  

Pero cuando ese rol en la vida se acaba, o cuando se va acabando la vida, y se le da la oportunidad de mirar hacia atrás recogerá directamente en el alma y en el corazón el daño causado (esa será la cosecha de su siembra), y si la persona todavía tiene algo de escrúpulos, el arrepentimiento seguramente la consumirá. 

Hace pocos días leí la entrevista de Jorge Arabia Watemberg en la que, desde la cárcel, le pide perdón al país, lo cual pienso que es valiente y bastante respetable, aún entendiendo que lo hace tarde (que bueno hubiera sido dar esa entrevista cuando aún se encontraba en la cima del éxito y de la arrogancia, como el mismo lo califica), pero hay que tener en cuenta que es el único de todos los implicados de la debacle de Interbolsa que lo ha hecho, y pienso que por ese solo hecho hay que valorarlo. 

No conozco a Jorge, pero ojalá la vida y las personas le den otra oportunidad porque ha abierto los ojos y se ha quitado la mascara, y si lo que dice, lo dice de corazón, creo que su testimonio servirá de interés para las nuevas generaciones que podrán aprender de esta triste experiencia, desde luego, cuando ya haya reparado por lo hecho.

Quiero imaginar que pasaría si alguien como Jorge Arabia, sin que se le estuviera cuestionando o sin se le estuviera juzgando saliera a los medios y dijera soy capaz…, soy capaz de confesar que estoy en la cima del éxito y de la arrogancia por cuenta de estar jugando sucio, por cuenta de romper las reglas, por cuenta de pasar por encima de los demás, me arrepiento y me confieso, le pido perdón al país, a mi familia, a mis amigos y pido otra oportunidad. 

Bueno… igual de valioso sin salir a los medios, en un acto de reflexión totalmente interior que solo se note en su conducta futura.