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Analistas 03/08/2023

¿Resultados?

Eric Tremolada
Dr. En Derecho Internacional y relaciones Int.

Los miembros de la Unión Europea (UE) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), se reunieron en Bruselas el 17 y 18 de julio. Con base en los valores que comparten -sin los mismos estándares- (democracia, derechos humanos, libertades fundamentales, Estado de derecho y cooperación internacional) le volvieron a apostar a un sistema multilateral inclusivo y robusto basado en normas. En otras palabras, los dirigentes, no los bloques, recuerdan -de manera retórica- las obligaciones derivadas de la Carta de Naciones Unidas y del derecho internacional y se “comprometen” a luchar contra la discriminación y la violencia de género; promover los derechos laborales y sus normas esenciales; la igualdad de género; los derechos de los pueblos indígenas y de los afrodescendientes; los derechos del niño; de los defensores de derechos humanos; de las personas en situación de vulnerabilidad y a mejorar la cooperación en las instituciones financieras internacionales y las organizaciones multilaterales.

En materia de paz y seguridad mundial, entienden que una asociación UE-Celac sólida sería un impulso a la estabilidad y la paz en el mundo y facilitaría afrontar los retos mundiales y regionales en seguridad. Lo que no se aclara es cómo llegar a esa solidez si en el interior de los “bloques”, en particular de la Celac, la solidez escasea. En todo caso, defienden la igualdad soberana; el respeto de la integridad territorial; la independencia política y la solución pacífica de controversias.

Esta revalidación -también retórica- de principios básicos de las relaciones internacionales, sirvió para expresar una profunda preocupación por la guerra contra Ucrania, así como su apoyo a una paz justa y duradera y la iniciativa de la exportación de cereales por el mar Negro; pedir que prosiga el diálogo en Haití; apoyar los procesos de paz en Colombia; alentar un diálogo constructivo en Venezuela y volver a rechazar el bloqueo contra Cuba.

El comercio total de bienes y servicios de ambos bloques ascendió a $369.000 millones de euros en 2022, por eso acogieron con satisfacción el reforzamiento -en curso- de los acuerdos comerciales de la UE con Chile y México, y respecto al Mercosur “tomaron nota” de los trabajos vigentes. Lo único destacable en comercio e inversión, el propósito de cooperar en relación con las materias primas fundamentales y los metales de tierras raras, y la agenda de inversiones de la Global Gateway UE-ALC (financiación para el desarrollo sostenible, la transformación digital, las infraestructuras sanitarias y la producción de energía).

Proseguir los esfuerzos por mantener el objetivo de 1,5 ºC y liderar el cambio hacia una economía sostenible; promover una transformación digital responsable, que garantice privacidad, aumente conectividad y ciberseguridad, y apoyar la confianza en la economía digital, fueron los resultados en materias de cambio climático y transición digital.

Igual de tímidos en materia de justicia y seguridad: hablaron de combatir la delincuencia organizada, la corrupción y el blanqueo de capitales, y en resiliencia sanitaria: fabricación local de vacunas, medicamentos y tecnologías sanitarias.

En fin, una cumbre con resultados aspiracionales de difícil concreción recogidos en una Declaración de 41 párrafos, en la que el mérito fue volver a reunirse después de ocho años.

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