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sábado, 16 de mayo de 2015

Cabe desatacar que los megaproyectos que se están empezando a gestar durante los últimos meses a través de obra pública o Asociaciones Público Privadas (APP) podrían llegar a tener problemas en su planeación, al considerar factores tales como: el riesgo inherente que poseen, los largos horizontes de planificación, interrelaciones, a la presencia de múltiples actores con diferentes intereses, a la toma de decisiones y la política, y al cambio significativo del alcance del proyecto.

En este contexto, la evidencia destaca que la falta de planificación de estos megaproyectos puede impactar no solo la economía, sino la movilidad de la ciudad. Además, el inadecuado manejo de los riesgos influye significativamente sobre el desarrollo, sobre su cronograma y sobre el presupuesto que llegará a ser inadecuado para estas y otras contingencias.  Generalmente se les da el manejo de cualquier otra actividad rutinaria, ignorando que los proyectos son el medio por excelencia para lograr el éxito.

En Colombia no hay una cultura para el desarrollo de proyectos, no se cumplen los pasos necesarios para la ejecución de los mismos y tampoco se hacen los estudios con el rigor y la profundidad que se requiere. Lastimosamente hay proyectos que salen a la luz pública de manera improvisada, con presupuestos mal hechos y cronogramas mal estructurados. El resultado, el fracaso en la mayoría de los casos.

En esta medida, se estima que también crecerá la demanda por capacitaciones relacionadas con este tema, pues aunque existen certificaciones como la de Project Management Professional para garantizar que un profesional es idóneo para el cargo, lo ideal es capacitarse para mejorar el desempeño y acceder a mejores oportunidades de trabajo.

¿Cómo crear esa cultura?
El primer paso para crear la cultura de gerenciar proyectos está en sacar un documento de las lecciones aprendidas en un proyecto que nunca prosperó. De esta forma es posible usarlo para identificar errores, asignar presupuestos adecuados y vincular personas altamente capacitadas para cumplir con la próxima tarea.

El segundo paso es capacitarse, crear un área especializada en gerencia de proyectos y nombrar un Gerente de Proyectos que coordine todas las actividades relacionadas con cada uno de ellos.

A esta gerencia se deben integrar ocho áreas del conocimiento: alcance del proyecto, tiempos, costos (para cuantificar cuánto vale cada una de las actividades), riesgos, calidad, adquisiciones (para que el proyecto no se frene), recursos humanos (para que el proyecto funcione) y comunicaciones (para identificar quiénes son las partes interesadas en el proyecto y establecer la estrategia para darlo a conocer).

También es importante entender la diferencia entre un proyecto y una actividad rutinaria de la empresa para tener claros los procesos que se deben seguir, independientemente del tiempo que se tenga para la ejecución. Hay proyectos que pueden durar más de cinco años, mientras que otros se deben ejecutar en 6 meses. En cualquiera de los casos, el proyecto debe tener una persona que lo patrocine y que sea la encargada de asignarle los recursos necesarios de manera oportuna.

El proyecto debe nacer de una iniciativa organizacional y debe estar alineado con la estrategia de la empresa. Por ejemplo, si el objetivo de un proyecto es ganar mercado a nivel mundial, hay que demostrar cuál será el aporte para contribuir con el cumplimiento de los objetivos planeados por la empresa.

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