martes, 25 de abril de 2017
En estas condiciones, la alemana Puma interpuso un recurso de apelación para expresar dos argumentos ante el tribunal; el primero, que si bien la marca Zuma no era conexa con los servicios de Puma, tenía una similitud fonética y ortográfica que podría generar confusión en el consumidor, y segundo, que la SIC había otorgado en 2015 una notoriedad especial a la marca Puma.
“En la resolución número 93569 de 30 de noviembre del 2015, la SIC reconoció la notoriedad de la marca Puma en productos de la clase 25 internacional (...) No teniendo la palabra Zuma un significado determinado, es claro que la forma en que está escrita la expresión quiere llevar a pensar a los consumidores que se trata de un signo que tiene una relación empresarial con las marcas de Puma”, indicó la defensa de la empresa de deportiva.
Sin embargo, a mediados de marzo, Confecciones Zuma puso un recurso de oficio para ofrecer nuevos argumentos que le ayudaran a sostener su posición.
Frente a todas las pruebas recolectadas por la Dirección de Signos Distintivos, el superintendente delegado para la Propiedad Industrial, José Luis Londoño Fernández, amplió el plazo para la decisión a un segundo round e indicó que se verificaría si las marcas tenían conexidad.
Ya en la otra instancia la Superindustria profirió que al realizar el estudio de las marcas bajo la normativa de la Comunidad Andina y el causal de confundibilidad, el signo Puma no tenía ninguna conexión empresarial con el nominativo que se quería registrar (Zuma).
“No existe similitud capaz de generar error en el consumidor debido principalmente a que cuentan con elementos conceptuales que los hacen diferentes”, dijo Londoño Fernández, a lo que agregó que: “este despacho encontró que dentro del expediente no obran elementos de juicio para concluir que el registro del signo solicitado pueda significar el aprovechamiento indebido de las ventajas obtenidas por la reputación del signo notorio Puma”.
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