Palos y pasamontañas para pedir dinero público

Dice Douglas North que “las instituciones son las reglas dejuego en una sociedad o, más formalmente, los constreñimientos u obligaciones creados por los humanos que le dan forma a la interacción humana. En consecuencia, estructuran los alicientes en el intercambio humano, ya sea político, social o económico. El cambio institucional traza la forma en la que la sociedad evoluciona en el tiempo y es, a la vez, la clave para entender el cambio histórico”.La cita se trae a colación luego de lo sucedido, días atrás, en el Ministerio de Agricultura cuando campesinos e indígenas ataviadoscon palos y pasamontañas irrumpieron en el despacho para exigir que les cumplieran conlo pactado luego de un violento paro hace un par de años.

La noticia pasó desapercibida por hechos más lamentables acaecidos en la frontera colombo-venezolana, pero el suceso deja mucho que desear de los organizadores políticos de tal maniobra mediática. Es cierto que los actores sociales, en este caso, son racionales y que llevaron a cabo su acción para obtener unos dividendos a costa de pasividad de los demás colombianos, pero abusaron de las autoridades y de unos mínimos de institucionalidad. Lo primero y más criticable es usar niños y menores de edad como escudos en tal acción; segundo amenazar a los funcionarios públicos y transeúntes con palos y tercero usar pasamontañas para no ser identificados o para generar más pánico en sus acciones.

La Policía Nacional nada pudo hacer porque son indígenas protegidos por leyes especiales y según sus voceros tienen derecho a tomarse un Ministerio para exigir dinero, a reducir a las autoridades con palos y a dañar el inmobiliario público en las inmediaciones del centro con pintadas alusivas a sus movimientos indigenistas. Alguien dentro del Gobierno Nacional debe restablecer la bandera de la institucionalidad y exigirles a los indígenas y demás movimientos minoritarios más respeto por demás colombianos quienes también tienen derechos, pero usan otras vías que la democracia les brinda.

El Gobierno Nacional debe hacer algo conlas reivindicaciones sociales violentas en los temas agrarios, ya se pasó de cerrar la Panamericana en Cauca o quemar llantasen Boyacá, ahora el objetivo es tomarse ministerios, cortes o El Congreso. Tomarse oficinas no puede ser el camino para exigir partidas presupuestales exóticas para comprar camionetas, entre otras cosas. Algo se debe hacer antes que sus acciones se vuelvan más violentas. Los colombianos no pueden seguir en silencio ante estos hechos de sumo vandalismo que afecta su cotidianidad; todas las semanas hay marchas, se cierran vías y en días ordinarios no se pueden hacer diligencias en el centro de Bogotá, pues se puede encontrar con un trancón de nunca acabar.