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Analistas 05/05/2015

Nuevo enfoque social de la libre empresa

Eduardo Verano de la Rosa
Gobernador del Atlántico
La República Más
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El sistema de libre empresa es una de las creaciones del hombre que más impacto ha tenido en la economía del mundo y la sociedad. Su esencia es motivar a las personas, individual o colectivamente, para que, según el riesgo que estén dispuestos a correr, puedan construir sus propias riquezas en un ambiente de libertad.

Su principal protagonista es el empresario y su institución por excelencia es la empresa. Es su base de acción desde la cual promueve sus esfuerzos e iniciativas, crean valor y utilizan al máximo la ciencia, la tecnología y el ingenio.

Los empresarios pueden adoptar dos caminos: la responsabilidad y cooperación social o simplemente se dedican al crecimiento económico sin límites bajo el estrecho egoísmo individual.

La filosofía de la libre empresa cada vez más propende por la transformación de las condiciones sociales del mundo que combina riqueza individual y bienestar social.

El sistema de libre empresa siempre ha tenido mejores resultados en materia de desarrollo económico, si  se tiene en cuenta que pasó entre el este y el oeste de Alemania, entre el sur y el norte de Corea, entre Taiwán, Hong Kong y Singapur hacia China.

Se ataca a los empresarios por aspectos éticos, en especial, por su indiferencia y bajo nivel de conciencia en desarrollo social e impacto ambiental. También se les critica por promover, como regla de oro, la maximización de utilidades, para lo cual, han manipulado gobiernos.

Ha surgido una nueva generación de empresarios profesionales más conscientes de lo social. Crean valor dentro de un marco de fortaleza ética de la humanidad y promueven un cambio para luchar contra la pobreza, la desigualdad y así generar prosperidad colectiva.

Las empresas privadas podrán aportar al crecimiento de la economía de un país y su PIB per cápita. Deben ser entonces, los grandes proveedores de bienestar a toda la humanidad y mejorar la calidad de vida, la salud y la educación.

Los empresarios trabajarán cada vez más de manera inteligente con mayor noción ética, más virtuosos y con mayor pasión para mejorar las condiciones de su equipo, su gente y su sociedad.

Estamos ante una histórica transición de viejos paradigmas hacia un futuro con nuevos modelos mentales que tratan de vencer la resistencia al cambio.

El propósito es que todos los negocios estén orientados a la construcción de una mejor sociedad. Esa base filosófica debe enseñarse en las universidades. Los empresarios, académicamente formados, deben propender para que los grandes negocios de hoy aporten a una sociedad justa.

Esa agenda colectiva debe crecer y los accionistas deben ser mentores del proceso de cambio para lograr un sistema de inteligencia generalizada, en el que cada personas eleve, al máximo, su potencial, todo ello, estimulado por un empresariado consciente de abrir oportunidades.

Lo cómodo es pensar que solo el gobierno debe propiciar los grandes cambios. La realidad es que los empresarios tienen más recursos, más capacidad de cambio y más continuidad que los propios gobiernos.

El reto es formar un colectivo de empresarios que esté dispuestos a crear las condiciones financieras, intelectuales, sociales, culturales y emocionales para que todos sus miembros, sus empleados, sus clientes, sus inversionistas, sus proveedores y las comunidades que los rodean puedan ser instrumentos de una gran transformación social.

Ese es el nuevo espíritu heroico que hay que motivar para erradicar la pobreza y sus secuelas en las próximas dos décadas, para tener un planeta totalmente en paz y un medio ambiente totalmente amigable. Son los retos que debemos asumir. Nicanor Restrepo fue un modelo de este tipo de empresarios. 
 

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