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ANALISTAS

Nuestros retos económicos frente a EE.UU.

jueves, 16 de abril de 2015
La República Más
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Esta tarde viajaremos a Washington los equipos económicos del Ministerio de Hacienda y el DNP para las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Seguramente, durante este fin de semana vamos a oír varias veces que se acabaron los vientos de cola que impulsaron la economía mundial en la última década, y que es necesario pensar en nuevas estrategias de crecimiento. 

Es cierto que en un contexto internacional de menores precios de materias primas, y con el fin de la política monetaria expansionista de Estados Unidos, va a ser un reto lograr las altas tasas de crecimiento del pasado reciente. Ningún país productor de petróleo, puede evitar los efectos de una caída de más de 50% en el precio del crudo en un año. Pero a diferencia de otros países productores, Colombia tiene buenas herramientas para enfrentar esta coyuntura. 

Una de ellas es el TLC con Estados Unidos. La economía más grande del mundo se ha recuperado de una manera importante desde la crisis financiera global de 2008. De acuerdo a datos revelados en febrero, el PIB americano creció 2,4% en 2014, el FMI elevó su pronóstico de crecimiento para 2015 a 3,6% y a 3,3% para 2016. 

Esta es una noticia muy positiva para Colombia. La recuperación económica de nuestro principal socio comercial va a permitir que los consumidores estadounidenses comiencen a demandar más productos colombianos. En 2014 exportamos a EE.UU. US$14.100 millones, un 26% del total. De estas exportaciones, 64% fueron minero-energéticas, 19% agropecuarias y el 9% manufacturas. Desde la entrada en vigencia del TLC en 2012, algunos subgrupos industriales como maquinaría eléctrica y farmacéuticos han ido ganando participación. 

Debido a la caída de los precios del petróleo, el valor de nuestras exportaciones petroleras - de crudo y combustibles - a Estados Unidos va a caer en 2015 un poco más de US$2.500 millones frente al 2014. 

Al mismo tiempo, nuestra tasa de cambio flexible nos ayuda a compensar la caída de los ingresos petroleros. La depreciación del peso hace que nuestras exportaciones lleguen a Estados Unidos a precios más competitivos, ayudándole a los sectores no minero-energéticos como el agropecuario y el manufacturero, sectores altamente generadores de empleo. El dólar fuerte ayuda también al turismo, a medida que los colombianos sustituyen viajes al exterior por turismo nacional, y extranjeros aprovechan para viajar al país y gozar de un dólar fuerte. 

El momento es ahora. La recuperación económica americana, unida a la depreciación del peso, es una oportunidad de oro para aprovechar mejor el TLC. Nuevos sectores deberán asumir el liderazgo que tenía el sector minero energético. El reto que tenemos los colombianos es el de mantener el nivel de exportaciones a Estados Unidos estable. Debemos compensar los US$2.500 millones menos de exportaciones petroleras con US$2.500 millones en otros productos. 

Este reto implica un crecimiento del 50% de las exportaciones agropecuarias y manufactureras de US$5.000 millones a US$7.500 millones al año. 

Esta es una meta que podemos alcanzar. La tasa de cambio le va a dar un nuevo aire a nuestros sectores transables. La paz le dará un importante impulso a sectores como el turismo y el agro que no han podido realizar su potencial debido al conflicto. Y las inversiones en infraestructura bajarán los costos del transporte a los puertos, mejorando nuestra competitividad. Durante años, los exportadores colombianos soñaron con acceso al mayor mercado del mundo. Ya lo logramos. El reto ahora es aprovecharlo y aumentar nuestras exportaciones no minero energéticas a Estados Unidos.

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