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El Departamento de Justicia había demandando a Novartis en una corte federal, exigiendo originalmente hasta US$3.350 millones, con el argumento de que el mayor vendedor mundial de fármacos de prescripción intentó impulsar de forma ilegal las ventas de medicinas cubiertas por los programas Medicare y Medicaid, que cuentan con el apoyo del Gobierno de Estados Unidos.
La provisión de US$390 millones para el acuerdo, pendiente aún de un pacto final con las autoridades estadounidenses, hizo caer 42% las ganancias en el tercer trimestre, hasta los US$1.800 millones.
Los resultados subyacentes de Novartis tampoco cumplieron las previsiones de los analistas, ya que la debilidad en su división de cuidado de los ojos Alcon y la fortaleza del dólar contrarrestaron los beneficios de una cartera ampliada de fármacos contra el cáncer comprada a GlaxoSmithKline.
Su acciones, que han caído 3,7% este año, bajaban un 1,8%, a 88,90 francos suizos, a las 1142 GMT.
El presidente ejecutivo de la firma, Joe Jimenez, dijo a la prensa que esta situación "es algo que queríamos dejar atrás". Novartis aseguró que ni admitió ni negó su responsabilidad como parte del acuerdo.
La farmacéutica dijo que su ganancia neta estructural bajó 2% a US$3.060 millones, comparada con el promedio estimado por analistas de US$3.130 millones en un sondeo de Reuters.
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