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  • Michael Monclou Ch.

sábado, 25 de julio de 2015

Siguiendo la línea que planteó Laura Gutiérrez (Semana, 01/072015) como respuesta a León Valencia (Semana, 26/07/2015) se buscará aquí presentar la microfocalización, pese a sus fallas, como una figura importante que en lugar de ser derogada, debe ser fortalecida. 

Frente a la microfocalización de predios para iniciar el trámite de inclusión, o no, en el Registro de Tierras Presuntamente Despojadas y Abandonadas Forzosamente (Rtpdaf) como requisito para iniciar una etapa del proceso de restitución,  debe decirse que, incluso, asumiendo que priorizar un territorio sobre otro para iniciar el proceso es de alguna manera injusto porque algunos han podido reclamar sus predios mientras otros no, dicha priorización ha presentado falencias con quienes fueron incluidos en ella y tal es el ejemplo de la presencia de minas antipersonal. 

Según La Dirección para la Acción Integral contra Minas Antipersonal (Daicma) a 16 de julio de 2015 se han registrado 122 víctimas de estos artefactos, siendo 79 de ellas miembros de la fuerza pública, y 43 de ellas civiles. Además, 21 fueron menores de edad. Asimismo, los departamentos con mayor número de víctimas fueron en su orden Cauca, Meta, Caquetá, Antioquia y Nariño. 

En relación con las zonas microfocalizadas, al preguntársele al Daicma por el mapa del cruce entre éstas y las zonas donde se han presentado los accidentes con minas, se muestra que se han presentado cerca de 82 hasta agosto de 2014. ¿Por qué si las condiciones para microfocalizar deben atender a criterios de densidad histórica de despojo, de seguridad y de condiciones aptas para el retorno, se comprendieron como aptas para la restitución tierras con sospecha o presencia de minas? 

Algunas posibles respuestas son la falta de previsión al momento de redactar la norma, el desconocimiento de la gran cantidad de sospechas y eventos históricamente relacionados con el desminado, la falta de articulación institucional e incluso una voluntad política de avanzar fuera como fuere en el proceso. En todo caso debe reconocerse que para todos los actores políticos, judiciales y con más razón, para las víctimas de despojo o abandono forzado, hasta hace poco más de tres años el lenguaje cifrado en términos del posconflicto no era común. La coordinación interinstitucional entre las diferentes entidades que por ley deben trabajar juntas tampoco fue fácil y el desconocimiento de las competencias que tanto unas como otras tenían, sumado a procesos administrativos lentos, pudieron haber incidido en el difícil arranque de la restitución de tierras.  

Hoy en día la situación ha cambiado. El Daicma, que realiza un juicioso y permanente monitoreo, está siendo escuchado e incluso invitado a los denominados Centros Integrados de Inteligencia para la Restitución de Tierras (Ci2rt) y a los Comités Operativos Regionales de Restitución de Tierras (Corl). Como interlocutor, no se encontraba previsto en la norma pero ha resultado de vital importancia dentro de los proceso de microfocalización. Por ejemplo, en El Carmen de Bolívar (Bolívar), uno de los municipios con mayor número de solicitudes de restitución de tierras, el Daicma coordinó el desminado humanitario del Batallón de Desminado Humanitario (BIDES). 

El 12 de junio de 2015 el Consejo de Estado admitió una demanda contra los artículos 5° y 6° del Decreto 4829 de 2011 que se refieren a la focalización del Rtpdaf y a los mecanismos para la definición de dichas áreas. ¿Qué ocurriría si de un tajo se eliminara el requisito de microfocalización?, que incluso en tierras sin presencia de actores armados persistiría el riesgo de un retorno inseguro por cuenta de la sospecha o presencia de minas antipersonal. Esto sí que golpearía a la Ley 1448 de 2011. 

Ahora, es cierto que el proceso avanza lentamente y que si se decidiera desminar el territorio antes de microfocalizar, sería prácticamente imposible restituir. Colombia se enfrenta una vez más a las paradojas de una justicia transicional en medio del conflicto. 

De ahí que sea imperativo aumentar los batallones de desminado humanitario y el apoyo de organizaciones internacionales que se dedican al desminado. De ahí, la importancia de que el acuerdo sobre desminado al que se llegó hace poco en La Habana pase a ser una realidad. 

A pesar del compromiso institucional las víctimas esperan y el tiempo corre en contra.

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