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martes, 29 de julio de 2014

En primer lugar quiero manifestarle al señor Petro que mis opiniones siempre tienen un contenido objetivo, neutral y con altas dosis de imparcialidad no obstante debo manifestar que incluso aunque no voté por el alcalde debo reconocer algunas medidas exitosas, como por ejemplo el plan desarme, lástima que el Alcalde no logre entender que los “bandidos”, sicarios, atracadores y demás hampa que opera en Bogotá no operan con armas de fuego amparadas. 

Todos los gobiernos distritales y nacionales tienen mucho de bueno y muy seguramente también mucho de malo, si examináramos las políticas públicas desarrolladas en la alcaldía de Bogotá posiblemente logremos encontrar uno que otro acierto, pero lo que es innegable es que no necesitaríamos buscar mucho para encontrar desaciertos por doquier, el Alcalde se molesta por observaciones, criticas siempre constructivas nunca personalizando las observaciones o “atacando” la persona, mal haría un columnista en llevar debates de asuntos públicos en el ámbito personal, tampoco ha existido afán alguno o interés en como él lo dice desprestigiar su administración.

Mucho menos utilizar las opiniones periodísticas que siempre tienen un sustento para “injuriar” o “calumniar” a una administración o a una persona, mal haría un periodista en caer en dichas conductas, es por ello que considero necesario objetarle al señor alcalde Petro algunos aspectos de su réplica a mi columna así: Si bien es cierto que no afirmo en campaña que iba a entregar la operación de los BRT a una empresa pública, le indico al Alcalde que en varias publicaciones donde mencionan los ejes centrales de campaña, por ejemplo en la silla vacía del 10 de marzo de 2012.

En donde se menciona la propuesta de “cambiar el modelo de operación pues es una de las promesas de campaña del alcalde Petro, y la flota seria publica al menos parcialmente. Para lograrlo tiene que destruir el esquema actual, que además está soportado en contratos a largo plazo” desde luego que para lograr tal propósito apreciado Alcalde necesitaría eventualmente el apoyo irrestricto del concejo distrital y los ajustes normativos a que hubiese lugar, si se trata de soportar actuaciones políticas en procesos jurídicos o de planeación el Alcalde Petro no es un adalid en estos asuntos, no más observemos todos los problemas que dimanan del más reciente despropósito de la administración distrital.

En cuanto a la renegociación que menciono en mi columna, me permito indicar y recordar que es cierto que la renegociación de los contratos obedece a un fallo del tribunal administrativo de Cundinamarca, teniendo en cuenta la defensa del patrimonio público, la libre competencia, los derechos de los usuarios, y que los operadores deben contribuir con los costos de funcionamiento del sistema. La pregunta es si esta renegociación implicaba la ampliación de los contratos y la vida útil de los buses que pasan de un millón de kilómetros, colocando en riesgo la seguridad de los usuarios. Yo no creo estimado Alcalde que el fallo de la acción popular le habilitara tales despropósitos para todos los Bogotanos.

Ahora si bien es cierto que el señor Merlano estuvo en la negociación de los contratos de los operadores de Transmilenio, sin tener ningún conocimiento técnico ni de experiencia en el tema, no menos cierto es su familiaridad con la esposa del Alcalde reconocida por él mismo en entrevista a la FM el 7 de marzo de 2013, también hay que reconocer que el apellido Alcocer que los dos ostentan crea confusión sobre el grado de consanguinidad. Si bien es cierto, en la renegociación de los contratos no se incluyó flota nueva. Tampoco es no menos cierto el pedido de flota a solo 2 operadores para el corredor de la carrera séptima, sin ningún tipo de proceso de contratación, a sabiendas que a estos operadores de la fase III ya se les había pedido toda la flota para cubrir  los inconvenientes presentados con la empresa coobus. ¿Qué paso ahí Alcalde?