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martes, 26 de mayo de 2015

Son también positivas las condiciones que puso el Gobierno Nacional a el distrito para el desembolso de los 9,6 billones de pesos: Crear una institucionalidad fuerte, técnica con personal idóneo; que se haga un solo contrato –en lugar de dos- y que se avance en las obras de adecuación de Transmilenio por la Caracas, la ampliación de la troncal Autopista hasta las 220 y la construcción del sistema por la Boyacá. A esto último nosotros agregaríamos la construcción de la ALO, la implementación completa de SITP y la recuperación de la malla vial.

Dejar estas obras para después solo agravaría el problema, que no se solucionarán automáticamente con la construcción del metro.

Si bien en ProBogotá Región creemos que el metro debe ser una de las prioridades de la próxima administración, como parte de un sistema integrado y multimodal de transporte, tal como está concebido, también somos conscientes de que construir un metro tiene una serie de implicaciones que no se pueden perder de vista.

El metro de Bogotá es esencialmente un túnel de 24 kilómetros de largo. Si miramos históricamente cual ha sido la experiencia en construcción de túneles en Colombia, los hechos nos demuestran que no nos  destacamos por ser los más eficientes. Por ejemplo: Para no ir muy lejos, el deprimido de la calle 94 con NQS en Bogotá, que fue adjudicado en el 2009  con una longitud de 1,6 kms, hoy seis años después no se ha terminado y tiene sobrecostos estimados por 35 mil millones de pesos. El túnel de Sumapaz en la vía Bogotá-Girardot (de 4,2 kms de longitud), duró en construcción 4 años y tres años después de inaugurado tuvo que ser reparado. Lógicamente no podemos dejar de mencionar el emblemático Túnel de la Línea, con 8,65 kms de largo y sobrecostos que llegan a los 400 millones de pesos, cuya construcción se inició en 2009 y ha debido quedar terminado en 2013. Hoy, dos años mas tarde, aun estamos a un año y medio de su terminación, según el último anuncio del Presidente Santos.

Esto quiere decir, que antes de que el metro comience operar y a aportar como solución a la movilidad de la ciudad, estará en obra probablemente por más de una década –si todo sale bien- añadiendo más caos a la congestión actual. Adicionalmente hay que tener en cuenta que una vez entre en funcionamiento esta primera línea del metro solo manejará aproximadamente el 6% de la demanda total de viajes de la ciudad o el 10% del total de los viajes en transporte público.

Viéndolo de esta manera, aplica perfectamente el dicho que dice que la hora más oscura de la noche es justo antes del amanecer. Por eso hay que tener claro que antes de que las cosas mejoren, van a empeorar, y bastante. Si bien se dice que la construcción del metro va a tardar seis años, la realidad es que muy probablemente van a ser muchos más.

Es importante que entendamos en qué nos estamos metiendo. Este es uno de los proyectos de mayor magnitud que jamás se haya hecho en Colombia, donde muy probablemente  los costos y tiempos de construcción serán mucho más altos que los hoy previstos y dónde antes de disfrutar de cualquier beneficio, el metro traerá muchas más incomodidades. Debemos estar preparados para esto. Metro sí, pero sin dejar de lado los demás proyectos urgentes que se requieren.