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lunes, 4 de mayo de 2015

Esta promoción me disgustó mucho por su pésima ejecución, abuso y por otros detalles que explico a continuación. Aunque esta promoción claramente era para compras de productos femeninos, esto no lo tomaron en cuenta en Davivienda. Ellos debieron asumir que yo tenía madre o que había alguna mujer en mi vida. Sin embargo, hasta dónde recuerdo, cuando adquirí la tarjeta de crédito con esta entidad hace unos seis o siete meses, claramente dije que estaba soltero y no recuerdo ninguna pregunta sobre mi madre.

Una campaña inteligente usando herramientas tecnológicas que hace años existen, me habría perfilado de mejor forma. De pronto, siendo un hombre invitado a comprar productos para mujeres les habría ido mejor enviándome solo uno o dos mensajes, en lugar de los 10 que recibí. Ya al final me hacía reír la forma cómo se ejecutó la campaña, pues una y otra vez me mencionaban marcas de ropa femenina, que poco o nada me decían ya que desconozco mucho de este mundo. El primer error de Davivienda fue asumir algo de mi, que no han validado.

Lo triste de esto, es que al ser cliente de Davivienda y usar con frecuencia su tarjeta de crédito, conocen muy bien mis patrones de compra. Por ejemplo, ellos saben que me gusta comprar en tiendas de tecnología, principalmente por internet y en tiendas de Estados Unidos. De la misma forma, también hago compras con frecuencia en restaurantes. Conociendo esto, seguro habrían podido crear una campaña que llegara a mi gusto y patrón de compras. Repito, esta tecnología existe hace muchos años y un grupo gigantesco como al que pertenece el Banco Davivienda le debería dar pena no hacer uso de estas.

A pesar de lo anterior, estos 10 mensajes de correo electrónico, a parte de molestarme no me sorprendieron. Esto es así, pues hace un par de meses y con una diferencia de menos de dos semanas recibí dos llamadas de este Banco, ofreciéndome la posibilidad de refinanciar el dinero que debía en mi tarjeta de crédito. En las dos oportunidades, les dije a estas personas que no perdieran su tiempo. Si Davivienda verdaderamente conociera mis patrones de compra (o que al menos se tomara la molestia de analizarlos),  sabrían que desde que soy cliente de esta entidad todos los meses pago la totalidad de mi deuda e incluso, que el cupo que tengo en esta tarjeta es tan bajo que en varios meses pago mi deuda una y otra vez para tener cupo para nuevas compras.

Regresando al caso del correo electrónico, otro elemento que me alteró, es que no podía desuscribirme a estos mensajes. La mayoría de correos promocionales profesionales éticos que se envían, tienen un enlace para desuscribirse o al menos un correo electrónico donde puedo solicitar este mensaje. Como con la mayoría de bancos del país, tienen la mala práctica de no incluir tal información. De hecho, me decían que si tenía alguna inquietud respecto al mensaje, me acercara a una oficina. En serio señores de Davivienda, ¿tengo que ir a una de sus oficinas y hacer una fila quién sabe qué tan larga para que no me envíen más correo basura?

Hoy saco a la luz este caso de Davivienda, pero la verdad es que son muchas las empresas que tienen malas prácticas a la hora de hacer marketing. Desde hace muchos años no existe excusa para que las empresas no usemos tecnología para hacerle nuestro mercadeo más inteligente, menos intrusivo, más focalizado y principalmente, con mejores resultados. Yo cuestiono fuertemente a las empresas que invaden nuestro espacio personal, incluyendo el teléfono, el correo electrónico y los mensajes de texto SMS, con mensajes de poca o ninguna relevancia, con la idea que “pescarán” a unos pocos usuarios que sí les puede interesar el tema. Estas técnicas están llamadas a ser eliminadas, y hoy en día no tienen razón de ser.