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sábado, 30 de mayo de 2015

En la actualidad,  salvo los jugadores que deben demostrar día a día que son los más adecuados para su puesto, el fútbol se maneja no por méritos, sino con una cuenta corriente de favores que no atiende a merecimientos,  conocimiento o habilidades. Los dirigentes del fútbol intercambian favores en una cuenta que siempre debe presentar saldo positivo. Estos señores, con más de un anillo en los rechonchos dedos, con pesadísimos relojes de miles de euros y barrigas abultadas cruzan favores a cambio de más favores, generalmente valorados en dinero ignorando permanentemente el juego que supuestamente organizan y dirigen.

En Colombia, por ejemplo, a pesar de existir dentro de la misma Federación Colombiana de Fútbol y la Dimayor excelentes abogados con maestrías y doctorados en temas jurídicos y deportivos, se le otorgó la misión de redactar el proyecto de ley del futbolista profesional a un vasco, con poco conocimiento de la realidad laboral colombiana y cuyo único mérito es ser hijo de uno de los vicepresidentes de Fifa el señor Ángel María Villar, proyecto de ley que al final se hundió pues no había forma de defender semejante esperpento. 

Como premio a tan digna labor el señor Gorka Villar es en este momento, director General de la Conmebol, desechando igualmente de un plumazo expertos colegas argentinos, paraguayos, brasileros y por su puesto colombianos que por capacidad, conocimiento y estructura jurídica lo harían mucho mejor que este español. ¿qué méritos tiene este señor?, ser hijo de “uno de los nuestros”.

En la dirigencia no hay noción de la decencia, en la época en que el señor Hernán Darío Gómez agredió a una mujer, la Federación Colombiana de Fútbol hizo toda clase de maromas para mantener en su puesto a una persona que no debía seguir, la amenaza de los patrocinadores fue lo único que hizo entrar en razón para tomar la decisión que evidentemente cambió el curso del fútbol colombiano. Para esa época, el señor Álvaro González Alzate director del fútbol aficionado en Colombia, en una declaración inolvidable indicó que el único error del agresor fue asesorarse mal, adicionalmente insinuó que seguramente la mujer agredida se lo merecía.

En Fifa la situación no es diferente; esta entidad recibió en su seno al hijo de Sadam Hussein, el célebre Udday Saddam quien se hizo famoso por torturar a los jugadores que perdían y según él no habían hecho lo suficiente para evitar la derrota; igualmente ignoró los castigos que recibió la selección de Corea del Norte por no haber desempeñado un buen papel en el mundial de 2014. Ni que decir del apoyo a dictadores como Videla que durante el mundial de argentina desfilaba con guardaespaldas y militares por los camerinos saludando a “sus jugadores”.

Fifa está en mora de reconocer sus errores y de mejorar el juego que tanto nos gusta y que, al menos en Colombia, nos cambió la cara durante un mes en que nuestros políticos nos tenían hartos.