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ANALISTAS

Los Papas y la economía de mercado

viernes, 1 de agosto de 2014
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Como se recuerda, el papa Pablo Sexto estableció el primero de enero de cada año como el Día de la Paz. En 1987, con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, San Juan Pablo II, quien fuera papa durante 23 años, leyó su invaluable documento titulado: “Desarrollo y solidaridad: dos claves para la paz”.

El teólogo Richard John Neuhaus considera que Juan Pablo II se destacó por su “resonante respaldo a la economía de mercado”. Este visionario parece haber reconocido que las  “utilidades de hoy son los empleos de mañana”.  Mencionó en el documento citado la injusticia del cierre arbitrario de fronteras y los líderes que levantan barreras artificiales en sus países para mantenerse en el poder.

El por entonces cardenal de Argentina, Jorge Mario Bergoglio, le concedió un reportaje al periódico The Washington Post contra los socialismos, tan claro y opuesto a ellos que el  periodista de izquierda que lo solicitó lo engavetó y no se publicó hasta que alguien lo descubrió. 

No es de extrañar esta oposición para una persona inteligente que le tocó pasar de una Argentina que figuraba dentro de los países más ricos y desarrollados en los años 40, a una Argentina socialista, arruinada hoy por el predominio político del peronismo y del socialismo salvaje de sus amigos.

En días pasados escribió el papa Francisco en su Evangelii Gaudium, el Gozo del Evangelio, que “la economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral”.

Algunos empresarios consideran que en esta frase critica el Papa a quienes  despiden trabajadores para aumentar su rentabilidad, frase en la cual se sospecha intervinieron esos asesores suyos que “mantienen la Iglesia Católica con 200 años de atraso”, afirmación del cardenal de Milán, Carlo María Martini, en su entrevista al Corriere della Sera antes de fallecer.    

Porque la necesidad de aumentar la rentabilidad puede derivarse de la necesidad de despedir algunos para que sobrevivan los empleos de muchos más, al evitar que naufrague toda la empresa, porque los mercados se desplomaron por culpa de tolerancias de los políticos, como el contrabando,  porque se ha revaluado o apreciado la moneda facilitando las importaciones y dificultando las exportaciones como ha sucedido en Colombia

Dentro de los problemas que parecen insolubles en nuestros días figura el de la industrialización con automatización de procesos, sacrificando empleos. Pero ahí es donde se aplica la solidaridad del gran San Juan Pablo II, que recomienda  reentrenar, reeducar a los vacantes para que fabriquen las máquinas que están haciendo el trabajo de las personas o para ayudarles a cambiar de oficio. 

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