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ANALISTAS

Los ‘suicidios políticos’ en Argentina

jueves, 19 de febrero de 2015
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Uki Goñi, escritor y periodista argentino, acaba de publicar en el diario The New York Times la macabra nota que trato de traducir y resumir a continuación. 

Los ‘suicidios políticos’, sostiene el autor citado, han sido muy frecuentes en Argetina. Alberto Nisman es la última víctima de un sistema que con siniestra regularidad se repite y arroja cuerpos sin vida en una nación dividida. Y la justicia resulta siempre impotente ante los criminales y sus secuaces. 

Revelan las horas de interceptaciones de llamadas previas a la muerte de Nisman, afirma Goñi,   sobre una de alguien cercano a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, desde el propio palacio presidencial, informándole a Irán, que Nisman iba a acusar a la presidenta de proteger a cinco sospechosos iraníes de la bomba contra la comunidad judía que mató 85 personas en 1994, en Buenos Aires. 

Juan Duarte, el hermano mayor de santa Eva Perón se suicidó en 1953, por medio de un disparo en la cabeza, a los nueve meses de la muerte de cáncer, de su hermana de 33 años.  Se enredó en escándalos de corrupción, por el lavado de dineros de los nazis en Argentina. Los historiadores todavía debaten hoy las causas reales de su muerte. 

Héctor Febres, oficial encargado de un ‘campo de la muerte’ para los prisioneros políticos durante la dictadura militar, estuvo acusado de crímenes contra los derechos humanos y se envenenó con una píldora de cianuro en su celda en 2007. La juez que investigó la muerte del señor Febres, Sandra Arroyo Salgado, figuraba en ese momento  como esposa del señor Nisman.     

La aterradora conclusión de la señora Arroyo Salgado radicó en que al señor Febres lo asesinaron sus antiguos camaradas para que no hablara sobre un crimen de la junta militar, que consistió en mantener vivas a las madres hasta cuando naciera su bebé, las asesinaban luego, y les entregaban los niños a las ‘buenas familias de los militares’ para que los educaran como propios. 

Un juez le prohibió a la señora Arroyo investigar e inculpar a los oficiales involucrados. Otro suicidio sin solución. Esta dama sostiene hoy que su exesposo no se suicidó, lo asesinaron.   

En noviembre de 1995 se presentó una explosión en una fábrica de armas en Río Tercero, provincia de Córdoba. Murieron siete personas y devastaron la pequeña ciudad. Se rumora que la explosión fue diseñada cuidadosamente para cubrir la falta de las armas que el presidente Carlos Menem le había vendido a Ecuador y a Croacia.  En diciembre pasado condenaron a Menem por tráfico de armas, sentencia hoy pendiente de apelación. 

La intimidación de los magistrados de las cortes es rutinaria, concluye el señor Goñi, el juez Claudio Banadío, encargado de acusar a la presidenta Cristina Fernández por irregularidades en un negocio suyo de hotelería, recibió hace poco amenazas de muerte. 

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