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  • Expansión - Madrid

sábado, 11 de abril de 2015

Detrás de un caso de éxito de un proyecto emprendedor suele haber un buen asesoramiento, lo que incluye tener bien atados todos los flecos legales del negocio.

Pero, ¿sirve la abogacía tradicional para dar respuesta a este nuevo fenómeno? Dar con el letrado adecuado puede ser la clave del éxito. Su perfil debe ser tan disruptivo como el de los emprendedores a los que va a asesorar: un analista de riesgos que entienda el negocio de su cliente.

Los abogados que han formado parte de los procesos de revolución económica a través de empresas como Uber, Spotify, Amazon o Homeaway tienen algo en común y es que “han entendido que las reglas de juego no son permanentes, que sus clientes estaban dispuestos a arriesgar y que necesitaban a una suerte de consigliere para ese camino”, explica Alejandro Touriño, socio del despacho Ecija y director del programa Startup Lawyers de IE Law School.

Según señala este experto, el abogado que se disponga a asesorar a este tipo de proyectos innovadores requiere de un conocimiento específico de ciertas áreas del derecho, pero también conocer las necesidades particulares del emprendedor, de manera que pueda dar solución y anticiparse a los distintos escenarios a los que se va a enfrentar el negocio. “Circunstancias todas ellas que escasean en el mercado jurídico actual”, asegura.

En definitiva, se podría decir que se trata de una nueva especialidad en el mercado de servicios jurídicos. Este tipo de profesionales tiene que tener una visión global de los aspectos legales que puedan afectar a sus clientes. 

Por ello, sus conocimientos deben abarcar cuestiones muy diversas, que van desde la protección legal de una idea innovadora hasta los aspectos jurídicos de una ronda de financiación, pasando por todo lo relativo a los aspectos fiscales y laborales de la start up, la elección de la forma societaria, la regulación de la relación entre los socios o la anticipación ante las barreras legales que el emprendedor puede encontrar a la hora de internacionalizar su negocio.

A todo ello habría que añadir un componente más y es el hecho de que “este tipo de iniciativas suele tener una base tecnológica fuerte que hace que los servicios jurídicos demandados exijan un importante valor añadido en este campo”, tal y como apunta Touriño.

Además, el abogado de una start up también debe conocer bien los distintos agentes que operan en el entorno emprendedor, como los inversionistas privados (business angels, fondos de venture capital, etc.), aceleradoras de empresas, incubadoras o entidades públicas con capacidad de financiación, entre otros.

Según explica Touriño, no se trata de generar un abogado generalista de start up, sino de contar con profesionales conocedores del ecosistema emprendedor, que sean expertos en una o varias materias de especial necesidad para el cliente, pero que además cuenten con un conocimiento general básico del resto de aspectos legales que afecten al negocio.

Las opiniones

Alejandro Triviño
Socio de Ecija

“Las iniciativas de las Start up como suelen tener una base tecnológica fuerte, esto hace que los servicios jurídicos demandados exijan un importante valor añadido también en este campo como tal para estar dentro del mercado”.

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