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Por el corredor del Magdalena entre el centro oriente del país y el Caribe, se transportan hoy cerca de 40 millones de toneladas, sin contar las potenciales cargas del Carare y otros proyectos, que pueden llegar a generar una demanda de más de 50 millones de toneladas en total, especialmente de cargas masivas como contenedores, carbón y productos derivados del petróleo. Considerando un escenario de demanda moderado, contando solo con la carga actual, nos arroja un volumen estimado potencial de 7 millones de toneladas anuales de base para la hidrovía del Magdalena, lo que corresponde a un volumen cuatro veces mayor al movilizado en 2015.
Con el fin de dimensionar la oportunidad de desarrollo que se abre para el Caribe, menciono algunos datos de la Hidrovía Paraguay Paraná, la que en sus 3.442 km navegables de recorrido, sirve a cinco países, desde Bolivia hasta Uruguay, pasando por Brasil, Paraguay y Argentina. Es la tercera hidrovía navegable del mundo y moviliza más de 20 millones de toneladas al año. Dispone de una flota de cerca de 200 remolcadores y casi 3.000 barcazas, atendiendo unos 40 puertos a lo largo de su trayecto. Solo por concepto de fletes con esa carga se generan US$30.000 millones al año. Adicionalmente, la inversión del sector privado en puertos fluviales asciende a US$4.000 millones.
La hidrovía Paraguay Paraná, que va de norte a sur, también ha estimulado el desarrollo de las vías terrestres transversales en sentido este oeste, favoreciendo el flujo de mercancías entre países, a través de medios multimodales. Una mayor diversidad de rutas con mayor variedad de carga permitió la integración de regiones remotas y anteriormente rasgadas a la economía nacional y una oportunidad de crecimiento para las empresas de transporte que además de tener nuevos nichos de mercado, tienen la opción de especializarse.
Así las cosas, su funcionamiento ha generado más carga no solamente en la misma vía fluvial, sino también en los medios terrestres y ferroviarios que complementan en varias regiones el transporte de mercancía de centros de producción a centros de consumo.
Lo anterior ilustra que para nuestra región la navegabilidad del Magdalena se puede convertir en el motor principal del desarrollo de la infraestructura de la región Caribe y una oportunidad de oro para el sector constructor, que ha sido responsable de explicar buena parte del crecimiento de nuestra economía en los últimos años.
