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Las economías emergentes están exportando educación

jueves, 15 de enero de 2015
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Las universidades de EEUU han sido durante mucho tiempo -y de alguna manera lo siguen siendo- las opciones de educación superior preferidas por estudiantes de todo el mundo. Como lo demuestra un reciente estudio de Brookings Institution, EEUU es una “incubadora global de enseñanza superior”. EEUU atrae a 21% de los estudiantes de todo el mundo que eligen estudiar en el extranjero. Según Brookings, “unos 684.807 estudiantes extranjeros asistieron a programas terciarios en EEUU en 2010, contra unos 389.958 que eligieron al Reino Unido, el segundo destino preferido”. Pero esta abrumadora preferencia por los EEUU podría estar erosionándose ya que los estudiantes extranjeros están encontrando nuevas opciones para sus experiencias de intercambio. Esto se debe a diversas razones: la primera, porque las instituciones educativas de los países emergentes están mejorando. 

Con un crecimiento económico en aumento, y una consecuente expansión de las clases medias en regiones como América Latina, nace un nuevo mercado para una educación superior de mayor calidad. Una mayor demanda de servicios educativos, nuevos proveedores tanto con como sin fin de lucro, han impulsado en la última década inversiones millonarias en la enseñanza post-secundaria latinoamericana. 

“El nivel de calidad universitaria en América Latina ha mejorado significativamente”, afirma Sergio Abramowitz, Vicepresidente de Negocios Internacionales de De Vry, una compañía de educación superior con 80.000 estudiantes y más de 90 campus en Norteamérica. “De hecho, nuevos programas en áreas como ingeniería o tecnología han crecido, ofreciendo alternativas antes inexistentes”.

Y a lo largo de una serie de países, las universidades latinoamericanas están ampliando sus programas de intercambio. La posibilidad de estudiar afuera, al menos por uno o dos semestres -como es norma en las universidades de EEUU- brinda a estudiantes locales la oportunidad de acceder a otras modalidades de aprendizaje y de explorar de lleno una nueva cultura. 

Otro factor está vinculado a las oportunidades de empleo. Como la economía más rica e innovadora del mundo, EEUU cuenta con una oferta amplia, mientras que los graduados en países menos desarrollados pueden pelear por años por algún empleo formal y significativo.  

Pero esto ha ido cambiando. Las personas más talentosas lentamente han encontrado mayores oportunidades de desarrollarse en sus países de origen. Un estudio de LinkedIn publicado en Mayo, midió el movimiento neto internacional de talentos, enfocándose en los 20 países que registraron los mayores niveles de migración. 

Los resultados demuestran un cambio en el clima global. Los principales receptores de talento incluyen economías emergentes como Brasil, India, Nigeria, México o Sudáfrica, los cuales ganaron más profesionales de los que expulsaron. Al mismo tiempo, los países más desarrollados se cuentan entre los mayores exportadores netos: EEUU, el Reino Unido, Francia e Italia perdieron sus talentos frente a otros destinos.

Como explica Mohammed bin Rashid Al Maktoum, Vicepresidente y Primer Ministro de los Emiratos Árabes Unidos, en una reciente columna de Project Syndicate, el “talento fluye naturalmente hacia los países que crean un ecosistema de crecimiento económico; que facilitan la empresa; que atraen y cuidan las inversiones; y que cultivan la cultura del esfuerzo. Los talentos son atraídos hacia el desafío y la posibilidad”.

El crecimiento de las tecnologías educativas subyace a estas tendencias. Las plataformas de aprendizaje online han cruzado fronteras y vuelto a la educación un bien intercambiable. Ahora cualquier universidad del mundo puede “exportar” sus cursos, reduciendo los incentivos para que los estudiantes se relocalicen al proveerles acceso instantáneo a profesores de primera línea. 

Los MOOCs por ejemplo - Cursos Abiertos Masivos Online- son plataformas educativas online gratuitas y accesibles que se han expandido rápidamente. Estos cursos, ofrecidos por universidades líderes como Harvard o por compañías independientes como Coursera, están formando a millones de alumnos en cientos de países. Los cursos de Harvard llegaron a más de 1 millón de estudiantes en 193 países; Coursera tiene 2.4 millones de alumnos en 33 programas universitarios virtuales -8 de los cuales se sitúan fuera de los EEUU. 

Mientras que la inmigración es un tema sensible y controvertido en los EEUU, es necesario examinar el interés declinante de los estudiantes extranjeros más talentosos por estudiar allí. Y mientras EEUU repele gente con sus complejos sistemas, las universidades latinoamericanas y de otras partes del mundo se han vuelto competidores fuertes pujando por atraer a esos talentos -con el potencial de reformular la competitividad económica global en los próximos años.

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