La tecnología es la causa y la cura de la crisis de la industria de la música

Un ejemplo de ello son  las empresas de telefonía celular que con la venta de smartphones y planes de datos para escuchar y descargar música, como Youtube o Deezer, están impulsando las ventas digitales legales.

Precisamente un  informe del observatorio de Culturas de la Secretaria de Cultura, Recreación y Deportes de Bogotá, que este año finalizó una caracterización  de la música en  Bogotá con un acercamiento a la economía del sector, reveló que “la comercialización de celulares inteligentes a bajo costo,  posibilita la entrada de empresas que ofrecen servicios digitales de música, en donde las ganancias percibidas  en dispositivos móviles aumentará a una tasa de crecimiento promedio anual de 1,5% hasta 2018”.

Simón Calle, investigador del Observatorio de Culturas de la Scrd, afirma que en Colombia es la primera vez que se hacen desde lo público estudios de este sector económico, por lo que no se dispone de información para comparar la tendencia. No obstante, su estudio alude a como Spotify y otras empresas de este estilo afectaron la oferta ilegal.  Ahora bien, el investigador sostiene que la industria presenta nuevas tendencias de consumo, “en los 90s las ganancias que percibía un artista provenían en un 60% de la venta de discos, ahora solo entre 10% y 20%. El negocio de los artistas musicales se da en los conciertos, que tuvieron un crecimiento de 27% solo en Bogotá”.

Perfil del consumidor
En colombia solo 5% de los consumidores de música pagan por ella, pues el grueso de la población según los expertos, no considera que  debe pagar por los productos culturales. Tanto así, que aún los melomanos prefieren la radio por encima de otros medios, según la encuesta de consumo de Cultura del Dane realizada en 2014.

No obstante durante la década de los 80s y 90s la venta de música grabada estuvo en auge, y por todo el país se establecieron puntos comerciales como Prodicos, La música, Tango, la desaparecida Tower Records que ahora es Entertainment Store, entre otros que paulatinamente se han ido extinguiendo.

Este colapso fue detonado por un mismo factor, la tecnología pero desde dos fuentes diferentes, una la piratería y otra las descargas y compras digitales de contenidos.

Lo cierto es que el mercado ilegal de música se vio potenciado por la popularización del quemador de discos compactos que llevó a que 19,7% de los que pagan por música compran reproducciones piratas y solo 5,3% compra discos en centros especializados.

Pese a que la adopción de tecnología por parte de delincuentes para su lucro, debilito a la industria, tanto más lo hicieron las personas desde sus casas, al dejar de consumir música legal. Sin embargo, según el estudio de la Secretaria, los movimientos globales de uso de nuevos medios, pareciera mostrar que es la tecnología y este hábito de descarga los que estarían rescatando a la industria.

La Federación Internacional de la Industria Fonográfica, Ifip, en su último informe, dio a conocer cifras desalentadoras para los países del norte, caso contrario a los resultados que arrojó para  los músicos latinoamericanos. Pues desde 2012 el crecimiento digital en la región  ha sido de 124% en comparación con 28% a nivel global.

Las ganancias en 2014 de este mercado fueron cercanas a los US$10.180 millones, solo US$10 millones más que la música grabada, que aunque suene poco, es el primer año en la historia donde lo digital vendió mas que lo físico.

Según el portal de estadísticas Statista.com, el gasto estimado mundial del consumidor final por música online creció 35% de  2008 a  2015, pues se inició en US$4.736 millones y para el fin de este año se estima que sea de US$7.730 millones.

Así mismo, Statista afirma que “desde  principios de 2012 hasta 2013 la adquisicion no paga de archivos musicales ilegales, se redujo en 32% gracias a la aparición de servicios, baratos y legales, de streaming, como Pandora, Deeezer y Spotify”. Entre 2011 y 2012 Statista asegura que las ganancias generadas por suscripciones y por streaming  ascendieron de US$650 millones a US$1.000 millones.

Clarisa Ruiz, secretaria de cultura, dentro del estudio del observatorio,  hizo referencia a las estimaciones de la firma PwC,  que si bien “los ingresos mundiales generados por la descarga de música digital tuvieron un crecimiento ininterrumpido de dos dígitos, año a año, desde 2009  hasta  2012, el crecimiento de las ventas por descargas no crecerá más”. Lo  cual es refutado en el informe pues “las descargas siguen siendo un formato que permanecerá fuerte en el mercado, debido a que según proyecciones  2013- 2018, estas tendrán una participación en las ventas globales de casi 30% y se prevé que para 2018 se alcanzarán alrededor de US$7,1 billones”.

Las cifras del Dane que revelan una reticencia  al pago por los productos culturales, impone el nuevo reto de las empresas, quienes deberán crear estrategias  para recuperar una industria que va a un “tempo Prestissimo”.

¿Un sector demasiado informal?
Es muy difícil saber el peso que tiene esta industria en el PIB nacional, pues según Simón Calle, en el país no se ha hecho un acercamiento  estadístico real a esta industria. Y esto de debe a que el sector es muy informal, usualmente no hay contratos de por medio, las transacciones quedan en el aire y los registros de las ganancias no se declaran. En general la economía creativa es muy compleja de seguir porque no  tiene una tradición formal, pero en la actualidad todos los nichos económicos requieren de adecuaciones para sobresalir.

Las opiniones

Simón Calle
Asesor del programa Bogotá, ciudad de la música
“Bogotá ha tenido un gran crecimiento de la economía cultural, el consumo en la ciudad es creciente y jalona la estadística nacional”.

Clarisa Ruiz
Secretaria de cultura de Bogotá
“La Secretaría de Cultura del Distrito trabaja para que su gestión también contribuya a enriquecer y fortalecer a este importante sector”.