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EDITORIAL

La paradoja del metro de Medellín y caso Reficar

lunes, 8 de febrero de 2016
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Reficar es una de esas obras -como el metro de Medellín- que solo se les da su verdadera dimensión con el paso de los años, cuando se aclare lo sucedido.

 

Hay un hecho que no se puede debatir y es que el Gobierno Nacional (léase Ministerio de Hacienda, Ministerio de Minas y Ecopetrol) han manejado muy mal el asunto mediático de los sobrecostos de la Refinería de Cartagena, Reficar. Al punto que muchos opositores de profesión comparan el explosivo caso con Petrobras y hasta con la sonada trama del metro de Medellín, por allá en la década de los años ochenta. La realidad en términos de opinión pública es la versión presentada por la Contraloría General, un informe muy pormenorizado que detalla sobrecostos millonarios en la construcción de la obra, pero nadie ni ninguno de los responsables en la alta gerencia y en las juntas directivas ha salido a presentar su versión.

¿Por qué se aprobó cada uno de los sobrecostos? ¿Qué hizo que la obra tardara tanto tiempo? ¿Por qué se contrataron empresas sin experiencia en la construcción de refinerías? ¿Por qué se adicionó una industria alterna de coque? ¿Por qué se firmaron pliegos millonarios con la Unión Sindical Obrera? ¿Quién respondía en Cartagena por CB&I? Todas las anteriores son preguntas que tienen solo la respuesta de la Contraloría, pero no del Ministerio de Minas, Hacienda o de la junta directiva y alta gerencia de Reficar. Para claridad del asunto, es urgente y un imperativo político y económico que haya un vocero calificado que explique desde el lado de los gobiernos de Uribe y de Santos, qué sucedió durante la emblemática obra de infraestructura, la más importante del país y una de las más modernas del continente. Pero volvamos atrás y seamos abogados del diablo, en qué se ha convertido Reficar para el Gobierno.

Hay un hilo delgado que une al polémico metro de Medellín (el de los años 80) con la Refinería de Cartagena, y es que guardadas las proporciones, son obras cruciales que tienen un hilo conductor que las justificó con el paso de los años. Nadie pone en duda que el metro cambió a Medellín y la ha hecho una de las mejores ciudades de Colombia y su sistema de transporte masivo ha sido el eje vertebral del renacimiento y sepultura de la violencia. En pocos meses, Reficar se convertirá en la refinadora de crudos más importante de Latinoamérica y le aportará al crecimiento industrial cerca de cuatro puntos, poniéndolo cerca de 7%. Desde ya, la Andi pide al Dane que el crecimiento de la industria se haga con y sin Reficar para no enmascarar el buen desempeño que tiene este sector de la economía desde hace varios meses. No es una manera de esconder si hubo o no sobrecostos, pero es una manera de enfrentar ese canibalismo que en todo ve corrupción. Gracias a la visión de los gobernantes actuales y pasados, el país cuenta con una planta de refinación que será la espina dorsal del petróleo y la gasolina para Colombia. Eso solo se valorará con el paso de los años, cuando se haya desjudicializado la información.

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