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ALTA GERENCIA

La nueva generación de empresarios

martes, 28 de marzo de 2017
Foto: 123RF
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Andrés Gómez Montes

Este sueño lo perseguí hasta que me quebré con mi primera empresa, me vi obligado a trabajar para alguien más y fue un punto de inflexión en el cual tuve que revisar muchas de las cosas que creía, que había hecho y lo que verdaderamente quería de la vida. Casi diez años después de esta quiebra, sigo en mi trayectoria de ser un gran empresario, pero ya el dinero no es mi objetivo primordial. De hecho, tengo una lista de 12 cosas que son importantes en mi vida y el dinero está en la posición 13.

Aunque debo aclarar que muchas de las cosas de esta lista requieren dinero para funcionar, de hecho, mucho dinero, como tal hoy en día esto no es mi obsesión. A mis estudiantes de pregrado en cursos de emprendimiento, creatividad e innovación, les cuento que a nadie le deseo que se quiebre, pues es una de las situaciones más duras que puede enfrentar una persona, tanto a nivel personal como profesional. Sin embargo, lo que aprendí de esta experiencia nunca me lo habrían enseñado en un salón de clase y pocos libros pueden explicar lo que este tipo de situación logra en una persona.

A raíz de esta situación me vi obligado a analizar no solo mi vida sino a entender la importancia del fracaso, de aceptarlo como un proceso normal de la vida. Igualmente entender la razón por la cual las empresas fallan y prosperan, al igual que sus empresarios. 

Y como planteaba en el anterior artículo de esta serie, que hay los millonarios tipo señor Burns de Los Simpson y una nueva generación, más conscientes del beneficio de la humanidad y de lo que pueden lograr con el dinero, como Elon Musk y Richard Branson. Dentro de esta nueva generación de empresarios millonarios, hechos a pulso, hay dos que me llaman mucho la atención: Warren Buffet y Bill Gates. 

Desde mi óptica y el análisis que puedo hacer, estos dos señores al inicio de sus muy exitosas carreras, fueron despiadados capitalistas. Pero en algún momento tuvieron un momento de inflexión, como el mío, en el cual se dieron cuenta que el dinero no lo era todo.  Se dieron cuenta que su éxito estaba incompleto si se limitaban exclusivamente a hacer dinero, más allá de que con el mismo proveían cientos de miles de empleos, hacían grandes donaciones (usualmente motivados con un alto interés en la exención de impuestos) y elementos donde los verdaderos grandes beneficiarios eran sus fortunas personales. 

Su descubrimiento los llevó a ingresar al mundo de la filantropía, donde han dejado o han jurado dejar la porción más grande de sus fortunas. No muchos millonarios piensan realmente de esa forma. En el caso de Bill Gates, del cual fui crítico por muchos años y hoy en día sigo siendo gran crítico de su empresa Microsoft, en la actualidad como ser humano es un rol a seguir y una persona que admiro profundamente. La fundación que él tiene con su esposa Melinda está cambiando la vida de millones de personas, especialmente en países muy pobres. Por ejemplo, junto con Rotary International, del cual soy miembro orgulloso, están muy cerca de acabar el Polio en todo el mundo y es cuestión de un par de años para ser realidad. Estos millonarios de nueva generación, entendieron que el dinero es verdaderamente una herramienta, una de las más poderosas con las que cuenta la humanidad. 

Aunque es importante y valioso lo que el dinero nos puede hacer a nivel personal, teniendo un alto nivel de vida y dándonos esos lujos que todos deberíamos tener, lo que descubrieron estas personas es que el dinero es un excelente vehículo para trascender y dejar un gran legado.

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