La innovación social está entre los principales retos del cooperativismo

Uno de los principales desafíos se centrará en el tema de la innovación. “Este no solo deberá estancarse en el diseño de productos y servicios, sino deberá ir un paso más allá y pensar en proyectos sociales de valor compartido que impacten de forma positiva a la comunidad”, sostiene Jaime Gonzáles Montaño, gerente general de Coosalud.

No obstante, el reto no queda solo ahí, ya que una vez se genere el impacto en la sociedad, este se debe visualizar y solucionar, pues el sector está siendo desconocido para todos.

Mirando un poco más allá de la innovación social, las empresas cooperativas además tienen que buscar ser más eficientes, ¿cómo se logra esto?, sin duda utilizando buenas prácticas de clase mundial, erradicando del imaginario colectivo que estas compañías no tienen estándares eficaces y que el sector se puede distinguir por producir bienes y servicios de alta calidad, innovadores y que resuelvan las necesidades de todos los clientes.

Un punto adicional que está en contra de este sector, son las reglas con las que está jugando el cooperativismo, ya que no sólo estas empresas sino que el sector solidario en general está regido por normativas previas a la conformación de la constitución de 1991, la cual cambió toda la estructura política y económica del país. 

“El lío no para solo allí, ya que este sector no ha tenido la fuerza para cambiar este panorama, que lograría que las empresas cooperativas tengan una mayor relevancia en un país como el nuestro”, argumenta Montaño.

Infortunadamente, para el sector cooperativo no solo está de por medio la innovación social, eficacia y la creación de normas que modernicen el sector, ya que además tienen el desafío de desprenderse de la asociación directa que tuvieron con procesos de corrupción, los cuales terminaron en el descalabro del sector financiero cooperativo a finales de los años noventa y en una millonaria defraudación para el país, situaciones que arrojaron bastante lodo; y que hasta el día de hoy ha sido bastante difícil remover.

Como si esto no fuera poco, el camino para las cooperativas no acaba aquí, ya que las recientes Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), tampoco le darán tregua al sector, pues sentirá los daños colaterales de esta nueva implementación. Esto debido a que los aportes y el patrimonio se convertirán en pasivos y estos a su vez se comenzará a restar de manera diferente; “todo esto a fin de cuentas se traducirá en la afectación del patrimonio de estas empresas entre 53% y 57%”, afirma Montaño.

El panorama que tiene en frente el sector solidario es incierto, las empresas cooperativas deben actuar para sacudirse de encima el imaginario que le otorgó la sociedad de que estas empresas cooperativas, fueron creadas para malograr el sistema financiero del país; de esta manera se convertirá en un sector fuerte, que ayudará a contribuir al desarrollo de la economía del país, jugará un papel fundamental en el ahorro y “será fundamental en un eventual posconflicto debido a su operación en zonas lejanas de los diferentes centros poblacionales del país”, concluye Montaño.

Entidades especializadas no son buen negocio
En el concepto de Montaño, un gran problema que acarrean hoy en día las cooperativas son las especializaciones, en este caso las de salud o financieras, ya que al ofrecer productos y servicios específicos a sus asociados, dejan a un lado al resto de población que está inscrita en el sector solidario. Por ejemplo las cajas de compensación, las cuales ofrecen un servicio de salud a sus asociados, pero no pueden hacerlo con aquellos que a pesar de que estén inscritos en su sector no lo estén en esta cooperativa.