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EDITORIAL

La dinámica económica y el plan de choque

viernes, 29 de mayo de 2015
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Santos vuelve y juega la carta del keynesianismo para reactivar la economía y darles a los empresarios más confianza en el rumbo del país

En buen momento el presidente Santos anunció un plan para reactivar la economía que ha entrado en un período de desaceleración evidente, por razones externas e internas. Como lo recuerda el Mandatario, la experiencia de hace dos años con el Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo, Pipe, mostró que si se actúa oportunamente se puede cambiar el rumbo de los principales indicadores de corto plazo. Pero hay que tener en cuenta que la dinámica en la economía es una variable con la que se debe jugar, en el entendido que las condiciones cambian de un momento a otro.

Hace dos años, por ejemplo, la situación fiscal era una variable con la que se podía contar a favor, en tanto que ahora la estrechez es una limitación con la que también se tiene que trabajar, pero en sentido contrario. En ese orden de ideas, el margen para estimular a la economía desde el Gobierno es más limitado y  no hay cabida para un plan de choque “a lo keynesiano” como lo plantea el Presidente, haciendo alusión a ese gran economista que en la década de los treinta del siglo pasado recomendó que el gasto público debía ser el instrumento principal de reactivación de la economía. Ese elemento no puede estar en la agenda más allá de lo asignado en el presupuesto, so pena de pagar las consecuencias en el futuro. Complementariamente, tampoco hay espacio fiscal para plantear un esquema de subsidios a distintos actores, que seguramente los necesitan, pero que resulta imposible sostenerlos, en lo parece haber consciencia de los distintos funcionarios que manejan políticas sectoriales. La racionalidad en las decisiones empresariales, la austeridad y el mejoramiento de la productividad deben ser la guía en un momento como este.

Es un plan de choque el que ha anunciado el mandatario, en el que un elemento fundamental tiene que ver con el mensaje de confianza e interés del Ejecutivo hacia los problemas que enfrenta el sector privado, con lo cual se demuestra que en el país se comparte la agenda no solo en la época de abundancia sino también en las dificultades. Esa buena voluntad debe ser reconocida como factor favorable.

Con el anuncio oficial, con seguridad y toda lógica vendrá el “pliego” de peticiones de los distintos agentes y sectores, con propuestas como reducción de impuestos, control de precios, reducción de tarifas y aumento de salarios para compensar una inflación creciente. En cualquier caso, el sector empresarial debe recibir una señal de coherencia y entendimiento al interior del Gobierno, antes que posiciones populistas o con pretensiones políticas de algunos funcionarios. Y sin duda, el Banco de la República debe hacer un aporte sin que ello implique dejar de lado su independencia y ortodoxia.

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