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EDITORIAL

La cátedra exportadora sigue sin aprobarse

jueves, 2 de marzo de 2017
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No está nada bien que el grueso de las exportaciones sigan siendo petróleo y carbón, de las cuales dependemos, y que las no tradicionales no crezcan 

 

El Dane reveló ayer la cifra de ventas de productos y servicios colombianos en los mercados externos para el primer mes de 2017, que ya casi liquida su primer trimestre. Se exportaron US$2.614 millones frente a los US$1.869 del año pasado, para reportar una subida de 39%. La causa de esta notable  recuperación no tiene que ver con otra cosa distinta que con el alza de los precios internacionales de los combustibles y productos extractivos, cuyas ventas crecieron 68%, al pasar de US$873 millones en enero de 2016 a US$1.467 millones de este año.

Las exportaciones de este grupo específico había sufrido una contracción de 45%, fruto de una caída generalizada en los commodities, situación que llevó al traste a varias economías de países emergentes. Y justamente, este es el punto débil del informe de las exportaciones del Dane, pues la noticia que repuntaron las exportaciones es agridulce: dulce porque es dinero que le entra al país y ventas que hacen los empresarios del sector, pero agria porque nuevamente son petróleo y carbón, dos productos que no nos han dejado ampliar la base exportadora y que mantuvieron por varios años a la economía colombiana bajo los síntomas de la Enfermedad Holandesa.

En pocas palabras, no hemos aprendido la lección de no depender tanto del petróleo y mucho menos hemos ampliado la oferta exportadora. A los ojos del Dane, “las mayores contribuciones positivas se registraron en plásticos en formas primarias con 17%, y aceites esenciales y resinoides y productos de perfumería con 32%”. La otra situación es que suena bien que el grupo de productos del agro, junto con los alimentos y las bebidas, creció en sus exportaciones 23%, si se tiene en cuenta que se pasó de vender US$434 millones en enero del año pasado, a US$537 millones para el último reporte. Así las cosas, fue un buen enero para los hidrocarburos, minas, alimentos y productos del agro, pero muy malo para la industria manufacturera que  sigue en terreno negativo al registrar una reducción en sus ventas de 0,2%, cayendo de US$487 millones a US$486 millones; es una caída menor, pero la tendencia es la misma de años anteriores.

Las manufacturas no levantan cabeza y cada vez es mayor la dependencia del mercado interno de las importaciones de estos productos. Una conclusión queda en el ambiente luego de ver la reacción de las exportaciones para enero, y es que las políticas públicas del sector y la asimilación de ellas en el sector empresarial aún no dan el resultado esperado y los grandes crecimientos siguen siendo el resultado de los precios internacionales de las materias primas, en especial del petróleo, por lo que la idea de convertirnos en grandes exportadores de bienes manufacturados, servicios e industrias novedosas está por verse. No podemos seguir dependiendo el petróleo, máxime cuando somos conscientes de la catástrofe que los precios bajos le ocasionaron a las cuentas nacionales.

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